viernes, 31 de diciembre de 2010

Benedicto XVI recuerda que Dios nunca abandona al hombre, sino que lo acompaña siempre con infinita misericordia


El Papa Benedicto XVI centra su catequesis en la figura de Santa Catalina de Bolonia reiterando la actualidad de sus siete armas espirituales para derrotar el mal, según ha difundido Radio Vaticano.
Con el anhelo de que Jesús, Salvador del mundo, encuentre siempre un lugar digno en nuestros corazones y los colme de amor, de bien y de paz, en su última audiencia general de 2010, Benedicto XVI ha recordado que la octava de Navidad y el año que termina nos exhortan a la reflexión sobre el misterio del nacimiento de Cristo y sobre la salvación del hombre.
El Papa ha dedicado su catequesis a Catalina de Bolonia, subrayando que la vida de esta santa muestra que Dios no abandona nunca al hombre, que lo acompaña con su misericordia infinita en las dificultades y que, en su voluntad de salvarnos, transforma todo para bien. Recordando la espiritualidad – iluminada por la gracia divina – de esta santa, que se consagró a Dios siendo muy joven, Benedicto XVI ha reiterado que su progreso espiritual, a pesar de estar acompañado por sufrimientos interiores, crisis profundas y tentaciones del demonio, se afianzó en el amor misericordioso de Dios, roca inquebrantable sobre la cual construir nuestras vidas.
En particular, Benedicto XVI ha invitado a reflexionar sobre la obra que se conserva de Catalina de Bolonia, titulada «Las siete armas espirituales». Y ha enumerado estas ‘armas’ para derrotar el mal, que siguen siendo de gran actualidad:
«Primero, intentar diligentemente hacer el bien; segundo, creer que solos, nunca podremos hacer algo realmente bueno; tercero, confiar en Dios, y por su amor, nunca temer la batalla contra el mal, tanto fuera, como dentro de nosotros mismos; cuarto, meditar a menudo sobre los hechos y las palabras de vida de Jesús, sobre todo en su pasión y muerte; quinto, recordar que tenemos que morir; sexto, mantener vivo en nuestra mentes el recuerdo de los bienes del Paraíso; y, séptimo, tener familiaridad con la Sagrada Escritura, grabándola en nuestros corazones, para que oriente todos nuestros pensamientos y acciones»
Santa Catalina nos habla y su figura es muy moderna. Sufre tentaciones y dudas como nosotros, se siente abandonada por Dios, vive la oscuridad de la fe. Pero, en todas estas situaciones se sujeta siempre a la mano del Señor y de la mano del Señor encuentra el camino justo, el camino de la Luz. Así, ella nos dice también a nosotros: ¡ánimo, no dejéis la mano del Señor!», ha enfatizado el Santo Padre y ha destacado asimismo que toda la vida de Catalina de Bolonia ha sido un modelo de humildad y de obediencia. Ella veía en la desobediencia un signo del orgullo espiritual que destruye todas las otras virtudes, ha señalado el Papa, deseando luego que el ejemplo de esta santa pueda inspirar en todos nosotros la humilde obediencia a la voluntad de Dios en nuestros esfuerzos cotidianos para permanecer fieles a sus planes para nuestras vidas:
«Quisiera destacar otro aspecto de su gran humildad. Es una persona que no quiere ser importante. Quiere servir y, por ello era creíble, porque se podía ver que para ella la autoridad era servir a los demás»
Como siempre, el Santo Padre ha resumido su catequesis también en español, éstas eran sus palabras, que ha concluido deseando a todos un Año lleno de las bendiciones del Señor y que, a ejemplo de Santa Catalina de Bolonia, nos dejemos guiar siempre por Dios, confiando en su bondad, que nunca nos abandona:
Queridos hermanos y hermanas:
Quisiera hoy recordar con vosotros la figura de Santa Catalina de Bolonia, nacida en 1413 en el seno de una noble familia. A los diez años se trasladó a Ferrara, donde recibió una esmerada educación. Cuatro años después, decidió dejar la corte para consagrarse a Dios en una comunidad de piadosas muchachas. Dos años después, la responsable del grupo funda un monasterio de agustinas. Catalina y algunas otras, en cambio, prefieren seguir la espiritualidad franciscana, transformando la comunidad en un monasterio de Clarisas. Tuvo frecuentes visiones y éxtasis, pero también tentaciones y dudas. Por obediencia, acepta el encargo de Maestra de novicias, ejerciendo este oficio con sabiduría. Años más tarde, es trasladada a Bolonia como abadesa de un nuevo monasterio, en el que edifica a sus hermanas por su espíritu de oración y servicio. La única obra que se conserva de ella se titula Las siete armas espirituales. Murió en 1463 y fue canonizada por Clemente XI en 1712.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, de Valdivia, a los miembros de la Escolanía de Loyola, de Pamplona, y a los demás grupos procedentes de España, Méjico, Argentina y otros países latinoamericanos. Que, a ejemplo de Santa Catalina de Bolonia, os dejéis guiar siempre por Dios, confiando en su bondad, que nunca nos abandona. Deseo a todos un Año lleno de las bendiciones del Señor. Muchas gracias

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