domingo, 30 de enero de 2011

El Papa señala que la búsqueda de la unidad de los cristianos es un “imperativo moral” y no un simple reconocimiento de las recíprocas diferencias


“La búsqueda del restablecimiento de la unidad entre los cristianos divididos no puede reducirse a un reconocimiento de las recíprocas diferencias y a la consecución de una pacífica convivencia”. Benedicto XVI subrayó, según ha informado Radio Vaticano, este martes la necesidad de contemplar el camino hacia la unidad como un imperativo moral, la respuesta a una precisa llamada del Señor. Y por ello “es necesario vencer la tentación de la resignación y del pesimismo” y “proseguir con pasión el camino hacia esta meta con un diálogo serio y riguroso para profundizar en el común patrimonio teológico, litúrgico y espiritual, con el recíproco conocimiento, con la formación ecuménica de las nuevas generaciones y, sobre todo, con la conversión del corazón y con la oración”.
Benedicto XVI presidió a las 5 y media en la Basílica de San Pablo Extramuros la celebración de las Segundas Vísperas en la fiesta de la Conversión de San Pablo Apóstol, con la que finaliza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. En su homilía el Papa recordó que el “santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de una sola y única Iglesia de Cristo, supera las fuerzas y las dotes humanas” y, por ello, nuestra esperanza debe ser correspondida en primer lugar “en la oración de Cristo por la Iglesia, en el amor del padre por nosotros y en la potencia del Espíritu Santo”.
Participaron en la solemne celebración los representantes de las demás Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma; así como el clero y los fieles diocesanos.
HOMILÍA COMPLETA DEL PAPA BENEDICTO XVI
Queridos hermanos y hermanas,
Siguiendo el ejemplo de Jesús, que en la vigilia de su pasión ora a su Padre por sus discípulos “para que todos sean uno” (Jn17,21), los cristianos continúan incesantemente invocando de Dios el don de la unidad. Esta petición se hace cada vez más intensa durante la Semana de Oración, que hoy se concluye, cuando las Iglesias y Comunidades eclesiales meditan y rezan juntas por la unidad de todos los cristianos. Este año, el tema ofrecido para nuestra meditación ha sido propuesto por las comunidades cristianas de Jerusalén, a las cuales quisiera expresar mi más vivo agradecimiento, asegurándoles, además, el afecto y la oración tanto de mi parte como de toda la Iglesia. Los cristianos de la Ciudad Santa nos invitan a renovar y a reforzar nuestro compromiso por el restablecimiento de la plena unidad meditando sobre el modelo de vida de los primeros discípulos de Cristo reunidos en Jerusalén: Todos -leemos en los Hechos de los Apóstoles- acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones (Hch 2,42). Es este el retrato de la primera comunidad, nacida en Jerusalén el mismo día de Pentecostés, suscitada por la predicación que el apóstol Pedro, lleno del Espíritu Santo, dirige a todos aquellos que habían llegado a la Ciudad Santa para la fiesta. Una comunidad que no estaba encerrada en sí misma, sino, desde su nacimiento, católica, universal, capaz de abrazar gente de idiomas y de culturas diversas, como el mismo libro de los hechos de los Apóstoles nos testimonia. Una comunidad, no fundada sobre un pacto entre sus miembros, ni del simple compartir de un proyecto o de un ideal, sino de la comunión profunda con Dios, que se ha revelado en su Hijo, desde el encuentro con el Cristo muerto y resucitado.
En un breve resumen, que concluye el capitulo iniciado con la narración del descenso del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, el evangelista Lucas presenta sintéticamente la vida de esta primera comunidad: cuantos habían acogido la palabra predicada de Pedro y habían sido bautizados, escuchaban la palabra de Dios, transmitida por los apóstoles; estaban voluntariamente juntos, haciéndose cargo de los servicios necesarios y compartiendo libre y generosamente los bienes materiales; celebraban el sacrificio de Cristo sobre la Cruz, su misterio de muerte y resurrección, en la Eucaristía, repitiendo el gesto de partir el pan; alababan y agradecían continuamente el Señor, invocando su ayuda en la dificultad. Esta descripción, sin embargo, no es simplemente un recuerdo del pasado y mucho menos la presentación de un ejemplo a imitar o de una meta ideal que cumplir. Esta es más bien una afirmación de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. Es una confirmación, plena de confianza, de que el Espíritu Santo, uniendo a todos en Cristo, es el principio de la unidad de la Iglesia y hace de los creyentes uno solo.
La enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración son las formas concretas de vida de la primera comunidad cristiana de Jerusalén reunida por la acción del Espíritu Santo, pero al mismo tiempo, constituyen los rasgos esenciales de todas las comunidades cristiana de cada tiempo y de cada lugar. En otros términos, podríamos decir que estos representan también las dimensiones fundamentales de la unidad del Cuerpo visible de la Iglesia.
Debemos estar agradecidos porque, en el transcurso de los últimos decenios, el movimiento ecuménico, “surgido por el impulso de la gracia del Espíritu Santo” (Unitatis redintegratio, 1), ha hecho significativos pasos hacia adelante, que han hecho posible alcanzar prometedoras convergencias y consensos sobre variados puntos, así como de colaboración concreta frente a los desafíos del mundo contemporáneo. No obstante, sabemos bien que estamos todavía lejos de esa unidad por la cual Cristo ha rezado y que encontramos reflejada en el retrato de la primera comunidad de Jerusalén. La unidad a la cual Cristo, mediante su Espíritu, llama a la Iglesia, no se realiza sólo sobre el plano de las estructuras organizativas, sino que se configura, a un nivel mucho más profundo, como unidad expresada “en la confesión de una sola fe, en la común celebración del culto divino y en la fraterna concordia de la familia de Dios” (ibid., 2). La búsqueda del restablecimiento de la unidad entre los cristianos divididos no puede, por lo tanto, reducirse a un reconocimiento de las recíprocas diferencias y a la consecución de una pacífica convivencia: lo que anhelamos es aquella unidad por la que Cristo mismo ha rezado y que por su naturaleza se manifiesta en la comunión de la fe, de los sacramentos, del ministerio. El camino hacia esta unidad debe ser visto como un imperativo moral, respuesta a una precisa llamada del Señor. Por ello, es necesario vencer la tentación de la resignación y del pesimismo, que es falta de confianza en la potencia del Espíritu Santo. Nuestro deber es proseguir con pasión el camino hacia esta meta con un diálogo serio y riguroso para profundizar en el común patrimonio teológico, litúrgico y espiritual, con el recíproco conocimiento, con la formación ecuménica de las nuevas generaciones y, sobre todo, con la conversión del corazón y con la oración. De hecho, como ha declarado el Concilio Vaticano II, el “santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de una sola y única Iglesia de Cristo, supera las fuerzas y las dotes humanas” y, por ello, nuestra esperanza debe ser correspondida en primer lugar “en la oración de Cristo por la Iglesia, en el amor del padre por nosotros y en la potencia del Espíritu Santo” (ibid., 24).
En este camino de búsqueda de la plena unidad visible entre todos los cristianos nos acompaña y nos sostiene el apóstol Pablo, del cual, hoy, celebramos solemnemente la Fiesta de la Conversión. Él, antes que le apareciera el Resucitado sobre el camino de Damasco diciéndole: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch 9,5), era uno de los más encarnizados adversarios de las primeras comunidades cristianas. El evangelista Lucas coloca a Saulo entre aquellos que aprobaron el asesinato de Esteban, en los días en que estalló una violenta persecución de cristianos de Jerusalén. Desde la Ciudad Santa, Saulo partió para extender la persecución de los cristianos hasta Siria y, después de su conversión, regresó para ser presentado a los Apóstoles por Bernabé, quien se hizo garante de la autenticidad de su encuentro con el Señor. Desde entonces Pablo fue admitido, no sólo como miembro de la Iglesia, sino también como predicador del Evangelio junto a los demás apóstoles, habiendo recibido como ellos, la manifestación del Señor Resucitado y la llamada especial a ser “instrumento elegido” para llevar su nombre a los pueblos. En sus largos viajes misioneros Pablo, peregrinando por ciudades y regiones diversas, no olvidó nunca la relación de comunión con la Iglesia de Jerusalén. La colecta en favor de los cristianos de aquella comunidad, los cuales, muy pronto, tuvieron necesidad de ser ayudados, ocupó un lugar importante en las preocupaciones de Pablo, que la consideraba no sólo una obra de caridad, sino el signo y la garantía de la unidad y de la comunión entre las Iglesias por él fundadas y aquella primitiva Comunidad de la Ciudad Santa.
En este clima de intensa oración, deseo dirigir mi cordial saludo a todos los presentes: al cardenal Francesco Monterisi, arcipreste di esta basílica, al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y a los demás cardenales, a los hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, al Abad y a los monjes benedictinos de esta antigua comunidad, a los religiosos y a las religiosas, a los laicos que representan a toda la comunidad diocesana de Roma. De modo especial quisiera saludar a los hermanos y las hermanas de las otras iglesias y comunidades eclesiales que están aquí representadas esta tarde. Entre ellas, particularmente, me gustaría dirigir un saludo a los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la iglesia católica y las antiguas iglesias orientales, cuya reunión tendrá lugar aquí en Roma en los próximos días. Confiemos al Señor el éxito de este encuentro para que pueda representar un paso más hacia la tan esperada unidad.
Queridos hermanos y hermanas, confiados en la intercesión de la Virgen maría, madre de Cristo y madre de la Iglesia, invoquemos, entonces, el don de la unidad. Unidos a María, que el día de Pentecostés estaba presente en el Cenáculo junto a los Apóstoles, nos dirigimos a Dios, fuente de todo don para que se renueve por nosotros hoy, el milagro del Pentecostés y, guiados por el Espíritu Santo, todos los cristianos restablezcan la plena unidad en Cristo. Amén

El Papa Benedicto XVI lamenta el estilo de vida imperante que prescinde de Dios y exalta la búsqueda del materialismo hedonista


EN SU MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES DE 2011
«Como el Padre me envió, yo también os envío» (Jn 20,21). Con estas palabras de Jesús resucitado a los discípulos y con el llamado del Venerable Juan Pablo II, en ocasión del Jubileo del 2000, al comienzo de un nuevo milenio de la era cristiana, empieza el Mensaje – fechado el 6 de enero, solemnidad de la Epifanía del Señor y que se ha publicado hoy – de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones, que este año será el 23 de octubre, pues se celebra el tercer domingo de este mes, según ha informado Radio Vaticano.
Con el anhelo que la Jornada Mundial de las Misiones «reavive en cada uno el deseo y la alegría de salir al encuentro de la humanidad, llevando a todos a Cristo», el Papa hace hincapié en que por medio de la «participación corresponsable en la misión de la Iglesia, el cristiano se vuelve constructor de la comunión, de la paz y de la solidaridad que Cristo nos ha donado. Y colabora en la realización del plan salvífico de Dios para toda la humanidad». Los desafíos que encuentra la misma humanidad, destaca Benedicto XVI, «apelan a los cristianos a caminar con los demás y la misión es parte integrante de este camino con todos» en que «llevamos nuestra vocación cristiana, el tesoro inestimable del Evangelio, el testimonio vivo de Jesús muerto y resucitado, encontrado y creído en la Iglesia».
Tras reiterar asimismo que anunciando el Evangelio, la Iglesia sigue con atención entrañable todo lo que concierne a la vida humana, el Papa evoca la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi de Pablo VI y recuerda que «no es aceptable, que en la evangelización se descuiden los temas que se refieren a la promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión, obviamente en el respeto de la autonomía de la esfera política». Pues «desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad ‘sería ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre o padece necesidad’» (n.31.34). Y no sería acorde con lo que hacía Jesús.
Haciendo resonar la exhortación de su amado predecesor, Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris missio, Benedicto XVI reitera que «la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal». (n.2)
“Id y anunciad”, alienta el Papa haciendo hincapié en que «todos aquellos que han encontrado al Señor resucitado perciben la necesidad profunda y entrañable de anunciarlo a los demás, como hicieron los discípulos de Emaús. Anunciarlo a todos los pueblos, como señalan también el Siervo de Dios Pablo VI y el Concilio Vaticano II. Tarea que «no ha perdido su urgencia», escribe Benedicto XVI, recordando que «la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse» (Redemptoris missio 1) y que no podemos permanecer tranquilos cuando, «después de dos mil años, hay aún pueblos que no conocen a Cristo y todavía no han escuchado su Mensaje de salvación».
«No sólo, sino que se va ampliando la multitud de aquellos que, aún habiendo recibido el anuncio del Evangelio, se han olvidado de él, lo han abandonado y ya no se reconocen en la Iglesia», lamenta Benedicto XVI, añadiendo luego que «además, muchos ambientes, también en sociedades tradicionalmente cristianas, son refractarios a abrirse a la palabra de la fe».
Asistimos a «un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por movimientos de pensamiento y por el imperante relativismo, un cambio que lleva a una mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del Mensaje evangélico, como si Dios no existiera. Y que exaltan la búsqueda del bienestar, de las ganancias fáciles, de la carrera y del éxito, como objetivo de la vida, aun en detrimento de los valores morales», escribe el Santo Padre, recordando luego que la misión universal de la Iglesia es corresponsabilidad de todos. Pues el «Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido, sino un don que se debe compartir, una bella noticia que se debe comunicar».
Un don, que es al mismo tiempo un compromiso, que debe abarcar todas las actividades de la Iglesia en el mundo. Pues la dimensión misionera de la misma Iglesia es esencial, en todos los ámbitos y durante todo el año, no sólo en la Jornada Mundial de las Misiones, reitera Benedicto XVI, destacando luego la importancia de la «Evangelización global».
Y, entre los elementos de la evangelización, el Papa destaca la «atención peculiar que desde siempre se dedica a la solidaridad», que es también uno de los objetivos de la Jornada Mundial de las Misiones, que a su vez, por medio de las Pontificias Obras Misioneras, solicita la ayuda para el desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión.
«Se trata de sostener instituciones necesarias para establecer y consolidar a la Iglesia mediante los catequistas, los seminarios y los sacerdotes. Así como de contribuir de forma activa a mejorar las condiciones de vida de las personas en aquellos países donde se sufre la gravedad de los múltiples fenómenos de pobreza, malnutrición sobre todo infantil, enfermedades, carencias de servicio sanitarios y de instrucción». Todo ello, vuelve a destacar una vez más, Benedicto XVI «forma parte de la misión de la Iglesia».

Los obispos españoles piden al Gobierno que se sume a los de otros países de la UE que reclaman el cese de la violencia contra los cristianos en diversas partes del mundo


La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha celebrado su CCXVIII reunión los días 26 y 27 de enero de 2011.
Estudio de distintos documentos
Los obispos han dialogado sobre la elaboración del nuevo Plan Pastoral de la CEE. Actualmente está en vigor el del quinquenio 2006-2010 “Yo soy el Pan de vida” Vivir de la Eucaristía.
Asimismo, han trabajado un borrador de documento sobre “La verdad del amor humano”, que ha elaborado la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, y un texto sobre la Pastoral Vocacional, que prepara la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades. Además, han conocido también un borrador de Mensaje para invitar a los jóvenes a participar en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid del 16 al 21 de agosto de 2011.
Todos los documentos mencionados pasan a la Asamblea Plenaria para seguir trabajando en ellos y proceder, en su caso, a la aprobación correspondiente.
Persecución de los cristianos en el mundo
Los obispos han tratado de un asunto que causa gran preocupación a la Iglesia en España: los atentados cada vez más frecuentes y sangrientos que sufren diversas comunidades cristianas en varios lugares del mundo. Se ha asesinado a decenas de personas indefensas precisamente en el momento en que se encontraban reunidas en lugares sagrados para actos de culto, como en la catedral siro-católica de Bagdad o en un templo de la comunidad copta de Alejandría, por mencionar sólo dos casos más notorios y recientes. “Los cristianos – según palabras del Papa Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, reiteradas en su discurso al cuerpo diplomático el pasado 10 de enero – son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe”.
Ante esta situación, los Ministros de Asuntos Exteriores de Hungría, Italia, Francia, Polonia y Alemania han solicitado que en la agenda del Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea, que tendrá lugar el próximo día 31, se incluya la cuestión de la persecución de los cristianos en el mundo y de las medidas que se hayan de tomar en orden a la efectiva protección de sus derechos fundamentales, cuales son el derecho a la vida y al ejercicio seguro de la libertad religiosa.
Los obispos ruegan a los fieles católicos que sigan orando por las comunidades cristianas perseguidas y por la libertad religiosa de todos, allí donde este bien esencial para la paz y la convivencia humana no existe o está comprometido. Al mismo tiempo han pedido al Gobierno de España que se sume a la petición mencionada de otros gobiernos de Europa. Será un paso importante que agradecerán no sólo los católicos españoles, sino también – con toda seguridad – todos los ciudadanos amantes de la dignidad humana y del derecho.
Crisis económica
La Comisión Permanente también ha reflexionado sobre las situaciones difíciles creadas por la persistente crisis económica, en particular a las familias y sectores de población con menos recursos. El Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social ha informado acerca de las acciones llevadas a cabo en estos meses a este respecto, tanto en el orden del estudio, como de la animación del empeño social y de caridad. La Declaración ante la crisis moral y económica, de la Asamblea Plenaria, de 27 de noviembre de 2009, sigue ofreciendo pautas fundamentales para el análisis de la situación y el compromiso que exige el afrontarla y que es necesario mantener en las parroquias y demás instituciones eclesiales, a través de Caritas, Manos Unidas, hermandades y cofradías, etc.
Otros temas
Los obispos han aprobado el orden del día de la XCVII Asamblea Plenaria que se celebrará del 28 de febrero al 4 de marzo. Como es habitual, las Comisiones Episcopales han informado sobre el cumplimiento del Plan Pastoral y se han revisado distintos asuntos de seguimiento.
Nombramientos
D. Luis Belloch Gómez, laico de la Archidiócesis de Valencia, como Presidente de la Federació d`Escoltisme Valenciá.
D. Francisco Javier Acero Díaz, laico de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, como Presidente de Profesionales Cristianos (Acción Católica Española).
La Comisión Permanente ha autorizado a la Comisión Episcopal de Migraciones el nombramiento del Rvdo. D. José Aumente Domínguez, sacerdote de la diócesis de Palencia, como Director de los Departamentos de Ferias y Circos y de Pastoral de la Carretera.

El agustino recoleto Eusebio Hernández Sola, nombrado obispo de Tarazona


La Santa Sede ha hecho público hoy que el Papa Benedicto XVI ha nombrado nuevo Obispo de la diócesis de Tarazona al P. Eusebio Ignacio Hernández Sola, O.A.R, en la actualidad Jefe de Departamento de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
La diócesis de Tarazona se encontraba vacante desde el traslado de Mons. D. Demetrio Fernández González a la sede de Córdoba, de la que tomó posesión el 20 de marzo de 2010.

En la Curia Romana desde el año 1975


El P. Eusebio Ignacio Hernández Sola nació en Cárcar (Navarra) el 29 de julio de 1944. A los 12 años ingresó en el Seminario de los Padres Agustinos Recoletos en Lodosa (Navarra) y posteriormente en el Colegio de Fuenterrabía (Guipúzcoa), donde cursó los estudios secundarios y de Filosofía. Realizó el noviciado en Monteagudo (Navarra) y continuó los estudios de Teología en Marcilla (Navarra), donde emitió la profesión simple el 30 de agosto de 1964 y la solemne el mismo día tres años más tarde. También en Marcilla recibió la ordenación sacerdotal el 7 de julio de 1968.
Además es Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas, sede de Madrid (1968-1971) y en Derecho Civil y Abogacía por la Universidad Complutense de Madrid (1969-1974).
Finalizados los estudios, impartió clases de Derecho Canónico en el Teologado Agustiniano de Marcilla, para después trasladarse a Roma donde trabaja, desde el año 1975, en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica. En esta Congregación ha desempeñado los cargos de Adjunto de Secretaría de 2ª clase (1975-1986); Adjunto de Secretaría de 1º clase (1986-1988); Ayudante de Estudios (1988-1995) y Jefe de Departamento, que es el cargo que ocupa en la actualidad.

HANS KÜNG: DOCTOR HONORIS CAUSA POR LA UNED


           
           La Universidad Nacional de Educación a Distancia española ha distinguido al famoso, prolífico y polémico teólogo suizo Hans Kung con el doctorado honoris causa por parte de su Facultad de Filosofía.
            El citado teólogo suizo, que fue uno de los consultores más jóvenes del Concilio Vaticano II, junto con Joseph Ratzinger, sin embargo a diferencia de este último, que ha llevado una ascendente carrera eclesiástica al punto de llegar a ocupar la “Cátedra de Pedro” en Roma, sin embargo Küng ha tenido sus polémicas con la ortodoxia vaticana, al punto de considerarle como “teólogo no católico” y retirarle de la docencia que venía desempeñando en la Universidad alemana de Tubinga, sin perjuicio del respeto que Benedicto XVI le profesa como compañero de estudios y teólogo, en mérito a lo cual, siendo Papa mantuvo una entrañable audiencia privada, de más de cuatro horas, con Küng en el Vaticano.
            Küng asumió la delicada decisión del Vaticano, y retirado de la docencia teológica continuó con su obra teológica realizando profundos estudios sobre el cristianismo, el judaísmo y el islám, como religiones que comparten un mismo tronco común (“religiones del Libro”), estableciendo un auténtico diálogo teológico con ellas. Su preocupación por la manera de entender el cristianismo, según sus estudios y convicciones lo plasmó en otro libro importante de su producción “Ser cristiano”; no faltándole incursiones antropológicas sobre el origen de la fe, en las distintas religiones más seguidas, de oriente y occidente. Buscando en su estudio del “hecho religioso” el conocimiento de “lo otro”, lo diferente, lo distinto, para llegar a un acercamiento ecuménico, que propicie el entendimiento, el diálogo y por ende, la paz.
            Siendo de destacar, igualmente, su importante fundación teológica y filosófica, propia de los teólogos de formación alemana, por cuanto a los planteamientos teológicos unen su planteamiento filosófico para dialogar sobre la fe desde la razón, en combinación con la revelación, siendo importante en este ámbito su fundamental obra (“¿Existe Dios?”, a la que responde con una triple afirmación) en que dialoga con las diferentes corrientes filosóficas sobre la fe, procurando su acercamiento y descubrimiento desde un punto de vista racional, siguiendo el camino de “entender para creer”.
            De igual forma, ha sido – y sigue siendo- un hombre realmente comprometido con su tiempo, implicándose por la paz, en una plataforma fundacional que ha creado para facilitar su ocurrencia, desde el conocimiento y la divulgación de lo diferente, viendo la religión como manifestación de las diversas creencias en una deidad creadora, que nos debe de llevar a la contemplación del Misterio, al respeto de las diferentes creencias, al diálogo, y en consecuencia a la paz, en vez de abatir por la fuerza al disidente y al diferente.
            Peculiar es su eclesiología, en la que entra en conflicto con la visión jerárquica oficial católica –que Küng considera más histórica, y por tanto coyuntural, que propiamente evangélica-; pese a lo cual, se ha mantenido obediente en las determinaciones disciplinarias que Roma tomó contra él, pero no ha silenciado su profética voz, en lo que en conciencia y según su ciencia ha considerado inadecuado, precisamente para bien de la misma Iglesia. De ello da testimonio en sus dos volúmenes dedicados a sus memorias, cuya serena lectura pone en la pista de lo que ha sido una vida de estudio, trabajo y entrega a la teología desde la perspectiva del encuentro y de la sencillez, frente a planteamientos dogmáticos y recriminaciones del “poder temporal”, apelando a la difícil coherencia evangélica desde el propio testimonio personal y eclesial, cuya ubicación es más obra de la Gracia que propiamente humana.
            Por consiguiente, un gran acierto de la Universidad española, por el personaje –de auténtica categoría intelectual y moral-, y por la propia temática, ya que lejos de planteamientos modernistas que suelen dar la espalda al fenómeno religioso, so pretexto de un laicismo no siempre bien entendido, han tenido el acierto de dar entrada a la teología en el ámbito de la Universidad moderna, lo que supone el reconocimiento del importante trabajo intelectual de esta área del saber, tan ligada a la existencia humana, y a la cosmología que el hombre siempre ha necesitado hacerse para darle sentido a su vida.

domingo, 23 de enero de 2011

El Papa exhorta a una adecuada preparación de los novios para el matrimonio a fin de prevenir las nulidades


Benedicto XVI ha recibido este sábado en audiencia a los miembros de la Sacra Rota Romana en la cita anual, en ocasión de la inauguración del año judicial. El Papa en su discurso ha considerado “la dimensión jurídica que es innata y connatural en la actividad pastoral de preparación y admisión al matrimonio”, para intentar mostrar “el nexo que existe entre tal actividad y los procesos judiciales de nulidad matrimonial”. Por tanto, más que hablar del sentido pastoral, el Pontífice ha tratado la dimensión canónica de la preparación al matrimonio, el sentido jurídico que está inseparablemente unido al pastoral.
Para el Santo Padre las cuestiones canónicas ocupan un lugar “modesto e insignificante en la preparación al matrimonio, en cuanto se tiende a pensar que los futuros esposos tengan poco interés en estas problemáticas reservadas a especialistas”. Por otra parte, señala el Papa, “es muy difundida la mentalidad, según la cual las ‘amonestaciones o proclamas matrimoniales’, que sirven para verificar que nada se opone a la celebración válida y lícita del matrimonio, constituyen sólo un acto exclusivamente de naturaleza formal”.
“Frente a la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma, naturalmente, con claridad la índole jurídica del matrimonio, es decir, su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrelaza, en verdad, con la vida y con el amor”.
“No existe por tanto -explica el Papa- un matrimonio de la vida y otro del derecho: hay solo un matrimonio, el cual es constitutivamente un vínculo jurídico real entre el hombre y la mujer; un vínculo sobre el que se apoya la auténtica dinámica conyugal de vida y de amor. El matrimonio celebrado entre los esposos, aquel del que se ocupa la pastoral es el mismo del que se ocupa la doctrina canónica: son una sola realidad natural y salvífica”.
“El derecho a casarse, va visto en esta perspectiva. No se trata de una pretensión subjetiva que debe ser satisfecha por los pastores mediante un mero acto formal, porque está en juego el derecho natural de las personas a casarse. El derecho a contraer matrimonio, presupone que se pueda y se deba celebrarlo de verdad, es decir, en la verdad de su esencia, tal como enseñada la Iglesia. Nadie puede preciarse del derecho a una ceremonia nupcial.
Porque el derecho a casarse -explica Benedicto XVI- conlleva el derecho a celebrar un matrimonio auténtico. No se negaría por tanto un matrimonio allí donde evidentemente no existieran impedimentos para su ejercicio, es decir, se cumplieran la capacidad, la voluntad de los cónyuges, y la realidad natural del matrimonio. Un serio discernimiento en este aspecto dice el Papa podrá evitar que “impulsos emotivos o razones superficiales induzcan a los dos jóvenes a asumir responsabilidades que después no sabrían honorar”. El Pontífice ha dejado claro que “matrimonio y familia son instituciones que deben ser promovidas y defendidas de cualquier tipo de equívoco sobre su verdad”.
En cuanto a la “preparación al matrimonio en sus diversas fases, descritas por el Papa Juan Pablo II en la Exhortación apostólica “Familiaris consortio”, tiene una finalidad que trasciende la dimensión jurídica”, afirma Benedicto XVI, pero no hay que olvidar nunca, que “el objetivo inmediato de tal preparación es el de promover la libre celebración de un verdadero matrimonio”.
Entre los medios para verificar que el proyecto entre los futuros esposos sea realmente conyugal el Papa ha destacado “el examen prematrimonial”, que tiene como principal finalidad jurídica constatar que “nada se opone a la válida y lícita celebración del sacramento matrimonial”. Se trata de una ocasión pastoral única, en la cual a través de “un diálogo pleno de respeto y cordialidad, el pastor intenta ayudar a las personas a ponerse seriamente delante de la verdad y a reflexionar sobre la propia vocación humana y cristiana del matrimonio”.

“La caricia a Benedetta”, impresionante crónica de la visita del Papa a los niños enfermos del Policlínico Gemelli


Ofrecemos por su gran carga de humanidad, que muestra la inmensa ternura del Papa Benedicto XVI, la crónica del periodista Mario Ponzi, aparecida en la edición española semanal de L’Osservatore Romano, titulada “La caricia a Benedetta”, en la que relata la visita del Papa a los niños enfermos del Policlínico Gemelli el pasado 5 de enero//:
«Tú serás bendita por siempre». Palabras dirigidas por el Papa a Benedetta, niña de un año de vida transcurrido enteramente en su camita de hospital—, mientras con ternura acaricia su rostro desfigurado. Los prelados que lo acompañan en la visita al Gemelli se inclinan sobre la cuna; miradas atónitas, llenas de compasión. Y una personalidad del séquito murmura, conmovida: «Este es el rostro de Cristo que sufre».
El secretario particular del Pontífice se detiene un instante ante esa cuna; sigue acariciando las manitas inertes mientras repite: «Eres guapa, Benedetta, eres guapa» y casi no logra marcharse. Habitación 22, servicio de pediatría, quinta planta del Policlínico universitario Gemelli de Roma. Aquí se ha escrito quizás una de las páginas más bellas y conmovedoras de estas fiestas navideñas.
Es la víspera de la Epifanía del Señor y Benedicto XVI decide hacer un poco de compañía a los pequeños ingresados en ese hospital romano. La ocasión es la bendición del novísimo Centro para el cuidado y una máquina y está inmóvil en su camita. «Infinitas gracias, Padre» lo saluda Chiara. No tiene experiencia de jerarquías, pero sabe reconocer un gesto de afecto sólo para ella y para su pequeño.
Acoge la caricia del Papa como la de un padre. Evelina está concentrada en ocuparse del enorme conejo de peluche que el Pontífice acaba de darle; está visiblemente emocionada. «Mamá, —dice mirándola fijamente a los ojos—; podré decir a mis amiguitas del cole que he besado al Papa».
Y después Benedicto XVI entra en la habitación número 22, donde está Benedetta. Nació hace un año con una gravísima malformación cerebral. Sus padres, al verla nacer así de desfigurada la abandonaron y huyeron del hospital. Las enfermeras del servicio acogieron a Benedetta, le dieron este nombre. La cuidan como si fuera la hija de cada una de ellas. La colman de amor.
«Es un milagro que todavía siga viva» dice Claudia, pero podría ser Santina, o María o cualquier otra de las numerosas mamás de Benedetta. El Papa se conmueve al escuchar la historia de Benedetta. La acaricia largamente, con ternura. Hace la señal de la cruz en su frente y luego le susurra: «Tú serás bendita por siempre».
La visita continúa. Los ojos del Papa quedan velados de tristeza. Se encienden de nuevo cuando se encuentra rodeado por otros niños, abajo en el vestíbulo del Policlínico donde está previsto el discurso.
Sigue intercambiando dones con ellos: golosinas y peluches a cambio de tres figuras de los Reyes Mayos y muchos dibujos que el Papa agradece de modo especial.
Luego Francesca, de 15 años, con espina bífida, le dirige unas palabras de saludo y lo abraza en nombre de todos. Le confía todas sus esperanzas. Acaban de saber que la mirra representa el sufrimiento. «Aquí tienes nuestra mirra —dice al Papa— la ponemos en tus manos, Padre Santo, para que la lleves a Jesús. Rezaremos por ti. Por tu salud y para que nuestra oración te ayude a llevar el peso de los grandes problemas que tienes que afrontar cada día». Por último, la despedida. Al igual que lo habían acogido, despiden al Papa el cardenal Vallini, vicario del Papa para Roma, el obispo delegado para la asistencia religiosa en los hospitales de la diócesis de Roma monseñor Brambilla, el rector de la Universidad
católica, profesor Ornaghi, y todo el personal.
Benedicto XVI regresa al Vaticano con las personalidades del séquito que lo han acompañado,entre los cuales están los arzobispos Fernando Filoni, sustituto de la secretaría de Estado; y James M. Harvey, prefecto de la Casa pontificia; su secretario personal monseñor Gänswein, su médico personal Polisca y el Prof. Giovanni Maria Vian, director de nuestro periódico (L’Osservatore Romano).

El Papa envía a misionar a más de 200 familias del Camino Neocatecumenal


El Papa Benedicto XVI recibió este lunes en el Aula Pablo VI del Vaticano, abarrotada de unos 10.000 miembros del Camino Neocatecumenal, a Kiko Argüello y a Carmen Hernández, iniciadores del mencionado Camino, y al padre Mario Pezzi, acompañados por los equipos itinerantes responsables en más de 120 naciones, así como un grupo numeroso de sacerdotes, seminaristas y familias, según ha informado el VIS.
“Desde hace más de cuarenta años -dijo el Santo Padre en su discurso- el Camino Neocatecumenal contribuye a reavivar y consolidar en las diócesis y en las parroquias la iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y total redescubrimiento de las riquezas del Bautismo, ayudando a saborear la vida divina, la vida celestial que el Señor inauguró con su encarnación, viniendo entre nosotros, naciendo como uno de nosotros”.
Benedicto XVI puso de relieve que “en los últimos años se ha llevado a cabo con éxito el proceso de redacción del Estatuto del Camino Neocatecumenal que, tras un período razonable de validez “ad experimentum”, fue aprobado definitivamente en junio de 2008. Otro paso importante significativo se ha logrado en estos días, con la aprobación, por parte de los dicasterios competentes de la Santa Sede, del “Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal”.
“Con estos “sellos” eclesiales -continuó-, el Señor confirma hoy y os confía nuevamente este valioso instrumento que es el Camino, para que podáis, en obediencia filial a la Santa Sede y los pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo impulso y ardor, al redescubrimiento total y alegre del don del Bautismo y ofrecer vuestra contribución original a la causa de la nueva evangelización. La Iglesia ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un regalo especial suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a inserirse en la gran armonía del Cuerpo eclesial. En este sentido, os exhorto a buscar siempre una profunda comunión con los pastores y con todos los componentes de las Iglesias particulares y de los contextos eclesiales, muy diferentes, en los que estáis llamados a trabajar. La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer testimonio y el más grande del nombre de Jesucristo”.
El Papa manifestó su alegría por poder enviar hoy, a diferentes partes del mundo, “a más de 200 nuevas familias que, con gran generosidad, se han hecho disponibles y parten para la misión, uniéndose idealmente a las 600 familias que ya trabajan en los cinco continentes. Queridas familias -dijo-, la fe que habéis recibido como don sea la luz que se coloca en el candelabro, capaz de mostrar a la gente el camino del cielo. Con el mismo sentimiento, enviaré 13 nuevas “missiones ad gentes”, que estarán llamadas a dar testimonio de la Iglesia en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los que todavía no ha llegado el mensaje de Cristo”.
Dirigiéndose a los sacerdotes, provenientes de los seminarios diocesanos “Redemptoris Mater” de Europa, y a los más de 2.000 seminaristas presentes, el Santo Padre dijo: “Sed sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio”.
A los catequistas itinerantes y a los de las Comunidades neocatecumenales de Roma y de Lacio, así como a las “communitates in missionem”, Benedicto XVI les pidió que “en los sufrimientos o en la aridez” que experimenten, se sintieran “unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de llegar a muchos hermanos alejados de la fe y de la verdad, para llevarlos a la casa del Padre”.
El Santo Padre terminó invitándoles a reflexionar sobre la tercera parte de la Exhortación Apostólica “Verbum Domini”, donde se habla de “La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo” (n. 90-98) y a sentirse “partícipes del ansia de salvación del Señor Jesús, de la misión que ha confiado a toda la Iglesia”.

El Gobierno y la Iglesia refuerzan su colaboración de cara a la Jornada Mundial de Juventud 2011


El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, se ha reunido esta mañana con una delegación de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y del Vaticano, para tratar la colaboración que ofrecerá el Gobierno central a la organización de este encuentro internacional, que se celebrará en Madrid del 16 al 21 del próximo mes de agosto, y que reunirá alrededor de un millón y medio de jóvenes de todo el mundo.
Actualmente ya se han inscrito 240.000 jóvenes de todo el mundo, de los que 23.000 proceden de países de fuera del espacio Schengen, en especial Hispanoamérica y África. Según el procedimiento habitual seguido por otros países en este tipo de jornadas, se ha decidido expedir los visados para los peregrinos gratuitamente. La concesión de este visado sigue los requisitos habituales para este tipo de procesos.
Durante los días de la Jornada Mundial de la Juventud, unos 6.000 efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado velarán por la seguridad de los asistentes. En total siete ministerios colaboran en la organización de la JMJ: Exteriores, Trabajo, Cultura, Interior, Defensa, Fomento y Presidencia. El Ministerio de Defensa ha cedido el uso del aeródromo de Cuatro Vientos para la vigilia y la misa con el Santo Padre, los días 20 y 21 de agosto. Por su parte el Ministerio de Cultura está trabajando en distintas propuestas para dar la máxima difusión a la cultura madrileña y española entre los asistentes a la Jornada.
A la reunión de esta mañana han asistido el coordinador de los viajes del Papa, Alberto Gasbarri; el Nuncio de su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini; el cardenal de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela; el coordinador general de la JMJ, monseñor César Franco; el director ejecutivo de la Jornada Mundial, Yago de la Cierva; así como la subsecretaria de la Presidencia, Soledad López Fernández.
Esta reunión de trabajo ha tenido lugar en el contexto de la visita a Madrid de Alberto Gasbarri, quien ha supervisado todos los detalles del programa de Benedicto XVI en su próxima visita a España. Gasbarri ha tenido la oportunidad de reunirse con diferentes autoridades y visitar ‘in situ’ los lugares en los que se celebrarán los actos principales.
Desde el primer momento la respuesta de las Administraciones públicas españolas (Gobierno central, Comunidad Autónoma de Madrid y Ayuntamiento de la ciudad) ha sido de gran colaboración. Para articular este apoyo, en noviembre de 2009 se creó una Comisión Mixta, con representantes de las tres Administraciones públicas, que coordina la preparación logística y técnica de la JMJ. También existe un consorcio de apoyo a la JMJ que supervisa los beneficios fiscales para las empresas que patrocinen el evento, declarado Acontecimiento de Excepcional Interés Público en los presupuestos generales del Estado para 2010.
Las distintas administraciones públicas no contribuyen económicamente, sino que colaboran facilitando instalaciones públicas (las sedes de los actos, tan numerosos que tienen que celebrarse en lugares públicos; espacios para actividades culturales; colegios y polideportivos para el alojamiento de los peregrinos, etc.), y los servicios generales (seguridad, protección civil, transporte y tráfico, etc.), en razón del interés general del evento, como es habitual en otros actos de esta magnitud.

La archidiócesis de Mérida-Badajoz da a conocer los actos conmemorativos del IV Centenario de la muerte de san Juan de Ribera


Esta mañana se ha presentado en rueda de prensa en la sede del Arzobispado de Badajoz el programa de actos celebrativos con motivo del cuarto centenario de la muerte de san Juan de Ribera, quien fuera obispo de Badajoz entre 1562 y 1568, de cuya canonización se cumplen además 50 años.
Los actos comienzan este domingo con una misa en la Catedral, a las 12 de la mañana, presidida por el Arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Santiago García Aracil.
En el mes de febrero se desarrollará el grueso de los actos: tres conferencias, un concierto y una exposición.
La primera de las conferencias será el día 1 y estará a cargo del doctor José Martínez Millán, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, que hablará de “Facciones cortesanas y corrientes espirituales en la monarquía hispana durante la vida de san Juan de Ribera”, el día 2 será el sacerdote y doctor Francisco Tejada Vizuete, miembro de la Real Academia de Extremadura, quien hablará de “La diócesis pacense que pastoreó Juan de Ribera”. El ciclo se cierra el día 3 con la intervención del doctor Miguel Navarro, profesor de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, cuya conferencia lleva por título “San Juan de Ribera, un obispo de la Reforma Católica en Valencia”. Las conferencias serán en el salón de actos del Arzobispado y comenzarán a las 20’00 horas.
El concierto de órgano se ha programado para el día 10 de febrero en la Catedral a partir de las 20’00 horas y estará a cargo de Miguel del Barco, mientras que la exposición se desarrollará en la segunda quincena de febrero en el claustro de la catedral Metropolitana, llevará por título “En torno a la biblioteca de un obispo humanista del siglo XVI” y contará con cuatro apartados: Apasionado de la palabra, el Teólogo, el Pastor y el Humanista.

Mons. Piris reitera en el acto de entrega de los Premios ¡Bravo! la cercanía de la Iglesia al mundo de la comunicación social


La Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social (CEMCS) ha entregado hoy, 21 de enero, los premios ¡Bravo! 2010, fallados el pasado 21 de octubre. El acto ha tenido lugar, a las 12.30 horas, en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
El fin de este galardón, según señala sus estatutos, es “reconocer, por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos” .
El acto de entrega de estos galardones se ha abierto con unas palabras de saludo del obispo de Lleida, Mons. D. Joan Piris Frígola, como presidente de la CEMCS, que ha estado acompañado por los prelados miembros de esta comisión: Mons. Juan del Río, arzobispo Castrense de España, Mons. Joan Enric Vives, arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, y de Mons. Ginés García Beltrán, obispo de Guadix. También han estado presentes Mons. Mons. Rafael Palmero, obispo de Orihuela-Alicante, y Mons. Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño., así como Josep M. Soler, abad de Montserrat.
Mons. D. Joan Piris Frígola ha señalado en su saludo que en la entrega de estos galardones con los que la Iglesia quiere hacer visible su “amistad y cercanía a la comunicación social y reconocer la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”.
Mons. Piris ha recordado que estos Premios cumplen este año su 40 aniversario y que son “una prueba de que la mirada de la Iglesia sobre el mundo de los medios de comunicación es positiva. Es aprecio y amor a todo lo humano y simpatía y cercanía con el trabajo de los comunicadores sociales. Este es el espíritu de este acto que queremos sea reflejo del aprecio de la propia Iglesia”. “Una Iglesia -añade- que se comunica con el mundo y no se cierra en sí misma o se limita a defenderse, una Iglesia que, como su Señor, ama al hombre y se sitúa en su camino para comprenderlo y acompañarlo”.
Galardonados
Han recogido los distintos premios:
Paloma Gómez Borrero, PREMIO ¡BRAVO! ESPECIAL
Juan Vicente Boo, corresponsal del diario ABC en El Vaticano, PREMIO ¡BRAVO! DE PRENSA
Juan Pablo Colmenarejo, Director del programa “La Linterna” de la Cadena COPE, PREMIO ¡BRAVO! DE RADIO
Carlos Carballo Varela, productor Ejecutivo de la Serie “Padre Casares” y director de Voz Audiovisual. La Serie, que se emite actualmente en la Televisión de Galicia, Del Grupo Voz-Audioviusual, quien ha obtenido el PREMIO ¡BRAVO! DE TELEVISIÓN
Juan Manuel Cotelo, director de la película “La última Cima”, PREMIO ¡BRAVO! DE CINE
Josep María Soler, abad de Montserrat, en nombre de la Escolanía de la Abadía de Montserrat, PREMIO ¡BRAVO! DE MÚSICA
Miryam García, presidenta de “MANOS UNIDAS” por el PREMIO ¡BRAVO! DE PUBLICIDAD a esta organización Católica de ayuda al desarrollo.
Javier Martínez –Brocal, Director de “ROME REPORTS”, productora de contenidos audiovisuales, PREMIO ¡BRAVO! DE NUEVAS TECNOLOGÍAS
Ricardo Vicedo, fundador del programa “De par en par” y Eloy Martín, su actual director, recogen el PREMIO ¡BRAVO! AL TRABAJO DIOCESANO EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN a la diócesis de Orihuela-Alicante.