domingo, 27 de abril de 2014

JUAN XXIII Y JUAN PABLO II DOS NUEVOS SANTOS CATÓLICOS


El Papa Francisco, en una multitudinaria ceremonia celebrada en Roma con la asistencia del Papa emérito Benedicto, ha proclamado formalmente santos a sus antecesores los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
Así ha venido a cerrar una aspiración de los seguidores de uno y otro Papa, que pedían su respectiva canonización, siendo súbita en el caso de Juan Pablo II, pero que en definitiva viene a engarzar con el sentimiento de gran parte de la feligresía católica de que ambos pontífices son santos, han vivido su existencia como hombres de profunda y manifiesta fe, enfrentándose a multitud de dificultades para ello, pero supieron confiar en Dios y vivir según el Evangelio, en situaciones harto difíciles para ello.
Ambos Pontífices accedieron a la cátedra de Pedro y prestaron un gran servicio a la Iglesia, Juan XXIII desde la sentida y profunda convicción de la celebración de un Concilio que posibilitara una profunda revisión y debate de la fe de la Iglesia y de su modo de vida más acorde con los nuevos tiempos del mundo; y Juan Pablo II supo armonizar ese sentimiento de renovación con el necesario equilibrio de conservación de lo esencial, así como una nueva forma de comunicación del Pontífice con el mundo, que lo aproximó a la gente, acercando el mensaje de la Iglesia al mundo, que lo recorrió incansablemente en una misión permanente en la que convirtió gran parte de su pontificado.
Ambos vivieron la iniquidad de la guerra, de la violencia y la persecución, Roncalli como nuncio apostólico en Bulgaria, Turquía e incluso en París, en donde tuvo ocasión de prestar un encomiable servicio a la paz, facilitando visados a judíos perseguidos, e integrándose en unas sociedades abiertas al espíritu cristiano, facilitando el acercamiento a las realidades mundanas, contribuyendo a esa idea, cuando fue Papa con su famosa Encíclica Pacem in Terris; por su parte Wojtyla –que vivió la invasión nazi de Polonia, y la posterior ocupación comunista- también fue un valiente defensor de los derechos y libertades humanas, en una situación política adversa por regímenes opresivos, con los que supo lidiar la batalla diaria hasta el desmembramiento y caída de ambos regímenes totalitarios, elaborando diversas encíclicas enfatizando el aspecto liberador de la fe de Cristo (Redemptor hominis, Dives in misericordia, Dominum et vivificatem).
Ambos tuvieron sensibilidad por la cuestión social, mostrado en su acción pastoral y su magisterio, pues a la conocida preferencia por los pobres de Juan XXIII y su experiencia pastoral como sacerdote y obispo, hay que reconocer en Juan Pablo II su apoyo al movimiento obrero Solidaridad de Polonia, y sus encíclicas Laborem exercens, Sollicitudo Rei Socialis, y Centesimus Annus –a los cien años de la Rerum Novarum de León XIII-.
Ambos fueron pontífices de especial atención mariana, como lo puso también de manifiesto la encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II. Y en definitiva ambos fueron profundos hombres de Iglesia, aunque con un estilo diferente, pero con gran concordancia de fondo, que también laboraron por el ecumenismo, dando significativos pasos en un terreno tan complicado como vidrioso, para no herir sensibilidades y servir a la Verdad.
Por consiguiente, más allá de las diferencias –que habiéndolas entre ambos Pontífices, no representan una ruptura, una discontinuidad, como se ha pretendido presentar por algunos sectores de opinión, sino una complementariedad desde una diferencia no tan grande-, comprobamos en realidad que hay mucha más concordancia entre ambos pontificados, como no puede ser de otra manera en sendos sucesores de Pedro.

De forma que con este acierto del Papa Francisco, reconociendo la excepcionalidad de las personas de Angelo Roncalli y  de Karol Wojtyla y de sus respectivos pontificados, en la línea eclesial de la santidad, según el sentir común de la feligresía, los haya elevado a los altares como iconos de seguimiento a Jesucristo, referentes de la justicia, la sabiduría prudente y la misericordia que delimitan el camino de seguimiento de Cristo para el encuentro con el Padre. Al tiempo que ha acallado las posibles banderías de seguidores de uno u otro, en lo que han pretendido mostrar, diferente modo de entender y seguir a Cristo, cuando realmente es el mismo, con la peculiar sensibilidad personal de cada uno, como sucede con toda persona.

martes, 22 de abril de 2014

EL MEGAÁTICO DEL CARDENAL BERTONE EN EL VATICANO


El cardenal Tarcisio Bertone vuelve a ser objeto de polémica y escándalo, después de su mala y dudosa intervención en el caso del Vatileaks –que determinó la dimisión de Benedicto XVI-, con un ampuloso, e indiscreto ático de casi 700 m2 que se ha hecho arreglar para su persona en pleno Vaticano, superando en diez veces las dimensiones del apartamento del Papa Francisco, de apenas 70m2 en Sta. Marta, al tiempo que desoyendo descaradamente las llamadas del Papa a la vida austera, fiel, coherente y obediente.
El cardenal Bertone, reclutado en mala hora, por Benedicto XVI para poner orden en la relajada Curia vaticana tras más de dos décadas de pontificado de Juan Pablo II, que ya había creado adherencias, poderes fácticos y redes de influencia en competición mutua, sin embargo, no sólo no logró el objetivo marcado por el Papa, sino que hizo su particular guerra generando su particular red clientelar, pronta a la recibir a personajes de todo tipo –algunos de dudosa condición, como se ha mostrado posteriormente por tener cuentas pendientes ante la justicia- que le llevaban donaciones con las que exculpar sus pecados terrenos, a las que el cardenal no parecía ponerles reparo alguno.
Así con el transcurso del tiempo, la situación en la Curia vaticana se hizo irrespirable, y acabó saltando el caso Vatileaks poniendo de manifiesto los pecados de no pocos eclesiásticos y de más de un “príncipe de la Iglesia”, que llevó a Bertone a hablar mal de sus colegas vaticanos, lanzando inusuales descalificaciones graves hacia estos, que llamaba víboras y cuervos. ¡Todo un ejemplo a no imitar!.
Sus relaciones con su mentor, Benedicto XVI no parece que acabaran siendo muy cordiales, por no haber visto que Bertone cumpliera con lealtad y eficacia el encargo papal, sino más bien, todo lo contrario; motivo por el cual, el nuevo Papa Francisco no quería a Bertone en su equipo de gobierno eclesial, y así se lo fue manifestando, en tanto este se iba haciendo reticente, ya que no asumía su relevo, teniendo que ser forzado –como suele ser eclesiásticamente- en una comida a la que le invitó el Papa, junto con otros cardenales colaboradores suyos para que le ayudaran a convencer a Bertone que tenía que dejar el poder curial, dado que el nuevo Papa no contaba con él de ninguna de las maneras.
Y a fe que no le faltaban razones al Papa Francisco para quitarse de encima a Bertone, ya que no sólo había mostrado que no era un buen compañero de viaje, sino que tampoco parecía ser muy ejemplar,  como parece haberlo puesto de manifiesto con sus comentarios en la red la asesora papal Francesca Inmaculata Chauqui, que más allá de lo que pudiera haber dicho sobre Bertone, la realidad viene a presentarlo como un cortesano ávido de poder, nada sencillo, menos humilde y ejemplar, conforme a las propias peticiones del Papa Francisco a los eclesiásticos, a los que está constantemente llamando a la pobreza, a la coherencia evangélica, a la obediencia y a vivir la caridad y el servicio, no el beneficio, apelando a abandonar cualquier idea de principado eclesiástico para acoger la auténtica de pastores que cuiden el rebaño. Ante esta perspectiva, todo parece indicar que Bertone es un personaje incómodo para estar próximo a cualquier Papa que se exprese como lo hace Francisco, y que viva con la austeridad de este.

Cuentan, que el Papa Francisco se enfadó cuando se enteró del nuevo ático que se ha hecho arreglar Bertone. ¡No es de extrañar…!. Pero no debería aceptarlo como hechos consumados, y habría de apartarlo rápidamente de su cercanía, jubilarlo y como religioso salesiano que es, enviarlo a algún convento de su orden en la que viva de forma más discreta, austera, y coherente su última etapa de la vida, para prepararse a rendir cuentas ante el Altísimo y no llegue directamente desde el ático vaticano de 700 m2, propio de un burgués solterón acomodado, e impropio de un servidor de los siervos de Dios. Pues si Francisco no toma drásticas y caritativas medidas en tan estridente situación, la fuerza de su discurso, la coherencia evangélica con la que está llegando a tantísimos cristianos podría afectarse negativamente y perder credibilidad ante el orbe cristiano y el mundo en general, y eso no es bueno ni para el propio Papa –que ha ganado mucho crédito moral- ni para la misma Iglesia.

viernes, 18 de abril de 2014

PIEDAD POPULAR DEL VIA CRUCIS EN LORCA


La Cofradía del Perdón (Paso Morado) de Lorca lleva a cabo todos los años, en la mañana del Viernes Santo una tradicional procesión rezando el vía crucis desde la Iglesia de San Francisco hasta el Calvario, acompañando un grupo de nazarenos penitentes y fieles en general, a las imágenes de Ntro. Padre Jesús Nazareno, San Juan y la Dolorosa.

Así a las 10,30 horas de este viernes santo, un año más, han llevado a cabo esta piadosa procesión de recogimiento, oración y penitencia, en conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que viene a ser como un “verso suelto” en el conjunto de las procesiones de Lorca, también conocidas como desfiles bíblico pasionales, caracterizadas por la escenificación de pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, acompañados de abundante caballería, en un desfile que es distinto a las tradicionales procesiones de mera piedad.
Ello no obstante, pone de manifiesto que en Lorca hay tradición de celebrar la Semana Santa en un marco bíblico, de desfiles, luminosidad y espectacularidad con la habitual rivalidad de blancos y azules; pero también hay conciencia del hecho religioso de la Pasión y Redención del Señor, que da lugar al momento reflexivo, recogido de oración, contemplación y meditación, acompañando las imágenes evangélicas en la conmemoración del camino de la cruz que hubo de pasar Jesucristo para que operara la redención humana, y ganara el perdón para toda persona.


Así lo testimonia el reportaje gráfico que ilustra estas letras, como anualmente el numeroso público que participa de esta práctica piadosa popular en Lorca.

domingo, 13 de abril de 2014

LOS “DESFILES BÍBLICOS” DE LORCA: PROCESIONES PECULIARES


Un año más han comenzado las peculiares procesiones lorquinas, autodenominadas como “desfiles bíblicos pasionales” por reflejar pasajes bíblicos junto con los de la pasión y muerte de Cristo.
Así los tradicionales y mayores Pasos (cofradías) Azul y Blanco vuelven a nutrir de arte y color el cortejo procesional de la Semana Santa lorquina con la participación de la caballería y carrozas que reflejan episodios bíblicos, junto a las tallas religiosas con la que concluyen la pasión de Jesús.
Además la secular rivalidad entre blancos y azules hace de esta Semana Santa una competición local entre dos bandos que pugnan por sobresalir sobre el contrario en el número y vistosidad de los diferentes grupos que escenografían los pasajes bíblicos en el curso del desfile lorquino, que une al cortejo el ambiente de rivalidad y competitividad entre ambos pasos con la concurrencia de gran parte de la población alineada con los blancos y con los azules, al ritmo de la música de sus respectivas cofradías (“el tres” de los blancos y las “caretas” de los azules) que azuzan a los presentes a gritar los vivas de rigor, en una singular competición cofrade en un contexto festivo peculiar con el marco propio de la pasión de Cristo, pero que en Lorca se vive de forma especial.

Tan especial que lejos de estar ante un cortejo procesional que representa la pasión, como fenómeno fúnebre, aunque algún aspecto de lo exhibido se refiere a ello, especialmente las tallas del nazareno con la cruz a cuestas y la propia crucifixión, junto con las imágenes de la Virgen de los Dolores y la de la Amargura, que reflejan el dolor de la pérdida de su hijo; sin embargo, abunda la atención a pasajes bíblicos (Rey David, Rey Nabucodonosor, la Reina de Saba, etc.) con un conjunto de caballería con sus jinetes que hacen todo tipo de acrobacias, y cuadrigas romanas con su correspondiente caballería, o la carroza de la corte de Nerón, entre otras, con su escenografía musical y atrezo al uso. En el curso de lo cual se lanzan todo tipo de gritos de vivas a blancos o azules, según el grupo que desfile en ese momento, con referencias críticas al bando contrario, inmersos en una copiosa merienda en los parcos desde donde se presencia el cortejo.
Ambiente que hay que reconocer que es más propio de una cabalgata de juegos florales, o propia de las fiestas de primavera murcianas, que de un evento procesional religioso en plena Semana Santa, que conmemora la pasión y muerte de Jesucristo.

Naturalmente la justificación viene por el ámbito cultural, tradicional e incluso de pasajes bíblicos más que propiamente de un procesión de la Semana de Pasión.

En cualquier caso, convendría que la autoridad eclesiástica empezara a poner ciertos límites a las Cofradías para que estas lo trasladen a sus cofrades y público en general, de forma que se torne ese ambiente festivo en un ambiente de mayor recogimiento religioso que lo acerque a la contemplación y procesión del misterio de la pasión y muerte de Cristo, siempre más respetuoso con el ámbito orante, contemplativo y meditativo de toda procesión, como proyección sacramental fuera de la Iglesia.

sábado, 12 de abril de 2014

TORPES CASOS DE ATRIBUCIÓN DE HONORES CIVILES Y MILITARES A VÍRGENES Y SANTOS


Tras la piadosa decisión del ministro del Interior Alberto Fernández Díaz de otorgar a la Virgen del Amor la medalla al mérito policial colectivos laicistas han emprendido una demanda para impugnar tal atribución honorífica a una imagen religiosa, y pudiera ser que los Tribunales acabaran retirando tal distinción policial a la imagen religiosa que el ministro trató de agasajar.
Hechos como este hacen de España diferente, por lo que representa de costumbres atávicas de fanatismo religioso o superstición, más propio de tiempos pasados de una religiosidad pública teocrática trasnochada y poco compatible con el Evangelio de Jesús, por deformarlo, malinterpretarlo y llegar a confundirlo en su contenido y espíritu. Aunque son hechos también incompatibles con un Estado constitucional moderno, que sin ser laico, se proclama aconfesional, en un intento de separar Iglesia y Estado.
De donde decisiones de beatitud como la comentada no convienen ni a la Iglesia ni al Estado, a la primera porque no representa realmente una manifestación de una fe adulta y madura en la auténtica Palabra de Jesús; y en el segundo, porque se roza la inconstitucionalidad, y se mezclan planos que jamás deberían mezclarse (religioso y político).
Sin embargo, este hecho no es aislado en España, pues el tradicionalismo religioso y social ha llevado frecuentemente a la confusión de la vida religiosa con la vida política y social, dándose una continua y perniciosa mezcla entre ambos ámbitos, aunque a corto plazo pudiera satisfacer unos concretos intereses políticos e incluso de algún sector de la jerarquía eclesial –considerada a sí misma “príncipes de la Iglesia”-. Tal es así, que en Murcia sin ir más lejos, tenemos dos clamorosos ejemplos de notoriedad pública en relación con la Virgen de la Fuensanta y con San Pedro en Cartagena.
Respecto de la Fuensanta, fue nombrada capitana general, imponiéndosele el fajín y otorgándosele el bastón de mando, fajín que también se le impuso al niño Jesús que porta la tradicional imagen de la Virgen de la Fuensanta.
Por su parte, en Cartagena la tradición castrense se alió al extremo con las cofradías de Semana Santa que la talla de San Pedro que se custodiaba en el Arsenal se antropomorfizó adoptando el nombre de Pedro Marina Cartagena y se le hizo cabo de marinería con sueldo y todo (excepto algunos complementos retributivos como los trienios y afines), lo que de suyo generó no pocos problemas a la Intervención militar a la hora de fiscalizar tan atípica nómina.

Así casos, como los comentados deberían de dejar de darse por el propio sentido común, por la seriedad de la fe –entre los verdaderos creyentes-, y por la imparcialidad del Estado y sus Instituciones públicas cuya finalidad es la de servir los intereses de todos los españoles por igual. De tal forma que así se eviten controversias y malestar –como las habidas- por hechos tan insólitos como pueriles, y así partiendo del mutuo respeto, empezaremos a entendernos todos y a valorar realmente la profundidad y alcance de una fe que no tiene que recurrir al histrionismo por piadoso que sea, ni a fórmulas pre-racionales ambiguas entre la superstición y el ritualismo sacado totalmente de contexto religioso y político.

miércoles, 2 de abril de 2014

SOBRE LA POLÉMICA HOMILÍA DE MONS. ROUCO EN EL FUNERAL POR SUÁREZ


Hay personas etiquetadas socialmente, con lo que hagan lo que hagan, y digan lo que digan, no suele caer bien, quizá el carácter, la personalidad, la falta de habilidades sociales, especialmente la de comunicación y empatía social suelen estar en la causa de tal hecho. Y tal es el caso que socialmente aflige a la figura del cardenal Rouco, un personaje de primera línea social española, y máximo representante de la Iglesia en un país tradicionalmente católico, pese a la progresiva secularización. ¡Cada vez que habla, sube el pan…!, como se dice popularmente.
Realmente es una cuestión para estudiar en los seminarios, e incluso en el ámbito eclesiástico, el hecho que muchos de sus pastores, y  entre ellos no pocos prelados, a los que se les supone una profunda formación filosófica, teológica, histórica y humanística, fallen en algo tan elemental para un pastor eclesial como es la comunicación pública. ¡No saben comunicar…!. Y aún lo peor, parece que ni intentan mejorar este básico aspecto para su ministerio y en los tiempos actuales.
Pues más allá de lo que dijera Rouco, de su oportunidad en un funeral por el expresidente Suárez, está el hecho de saber comunicar lo que se quiera, y hacerlo convenientemente sin que de lugar a malas interpretaciones, ambigüedades o polémicas. Salvo que lo que se pretenda sea esto justamente, y acaso no sea probablemente el primer objetivo de un pastor de la Iglesia.
Si realmente quiso polemizar aprovechando el púlpito en pleno funeral, saliéndose de la sana y docta interpretación evangélica, parece que no era esa la misión que se esperaba de un alto dignatario eclesial, pues lejos de traer paz, armonía, concordia –a la que tanto apeló el difunto, que hasta en el epitafio de su tumba lo hizo constar-, se genera el efecto contrario, la polémica, la cizaña, la confrontación.
Pero además en vez de apelar a un horizonte de esperanza escatológica, desde la fe, propia de una homilía de funeral, se deriva a la personal interpretación histórico-política adentrándose en un farragoso terreno que por polémico y cáustico sabido es que lejos de alcanzar edificantes conclusiones, se genera polémica, y se remueven viejos resentimientos, que deberían haberse olvidado. Amen que ver analogía en la conflictividad social actual –en medio de una dura crisis internacional- con el conflicto socio-político que llevó a la guerra civil es  mucho arriesgar, por no decir, ser “pájaro de mal agüero”, impropio de un apóstol de la Iglesia. O más bien, reflejar la auténtica realidad de un “príncipe de la Iglesia” destronado, recreado en una realidad artificial, que no está en el mundo actual y por ello no conecta bien con el mismo. ¡Esperemos que no crea en la pecaminosidad mundana…!.
Así ha logrado lo que apenas nadie consigue actualmente en España, poner de acuerdo a todo el arco parlamentario en la reprobación de sus palabras, excepto la tímida justificación dada por el PP (atendiendo a su electorado católico más fundamentalista).
Especula extrañamente con una realidad virtual, que no se corresponde con la del país, y sin embargo, guarda silencio con la realidad social de injusticia que vive el país, que aunque no se mencionara en la homilía de funeral –posiblemente no viniera al caso-, no por ello no ha dejado de tener oportunidades perdidas para pronunciar una palabra profética en nombre de Dios en medio de tanta injusticia social (altísimo paro, desahucios bancarios, estafas bancarias, incremento de la pobreza, pobreza infantil, sufrimiento de la inmigración, etc., etc.). ¡Mucha omisión y clamoroso silencio!. Aunque afortunadamente muchos católicos seglares, religiosos y sacerdotes –incluido algún obispo- no han guardado tan infame silencio ante el grave sufrimiento social.

Por consiguiente, parece claro que Rouco no va con los nuevos tiempos del Papa Francisco, no es su estilo personal, ni aparentemente eclesial, y dada su avanzada edad, debe dejar paso cuanto antes al relevo en el arzobispado de Madrid, para prepararse oportunamente a comparecer ante el Padre Eterno, ante el que todos tenemos que rendir cuentas, en la confianza de su misericordioso perdón para todos.