domingo, 19 de octubre de 2014

BEATIFICACIÓN DE PABLO VI


                 El Papa Francisco, que recientemente promovió las canonizaciones de sus antecesores Juan XIII y Juan Pablo II, ha dispuesto la beatificación de Pablo VI, que ha tenido lugar en una solemne y multitudinaria ceremonia litúrgica presidida por el Papa en la plaza de San Pedro del Vaticano.
                Giovanni Battista Montini, nacido en Concesio, provincia italiana de Brescia, el 26 de septiembre de 1897, desde joven cursaría estudios eclesiásticos, ordenándose sacerdote en 1920, continuando estudios de Derecho Canónico en los que se doctoraría, entrando a formar parte de la Secretaría de Estado de la Santa Sede en 1922, con 25 años de edad, en donde realizó gran parte de su carrera eclesiástica en la diplomacia vaticana, con alguna estancia en nunciaturas como la de Polonia para volver a Roma en 1931 como profesor de la Academia Pontificia para diplomáticos, ascendiendo progresivamente en diversos puestos diplomáticos de la Santa Sede, destacando en su misión durante el gobierno de Musollini –que lo reprobó en varias ocasiones- así como su labor durante la II Guerra Mundial a favor de los refugiados  y prisioneros de guerra, llegando más tarde, a principio de los años cincuenta del pasado siglo, a ser estrecho colaborador del Papa Pío XII, que lo nombró arzobispo de Milán en 1955, pasando de la burocracia vaticana a un oficio pastoral directo, que tanto agradeció, gustando tener reuniones con intelectuales y artistas. Accediendo al cardenalato en 1958, y en 1961 el Papa Juan XXIII le nombrará para Comisión Prepraratoria Central del Concilio, para lo que le pidió se trasladara al Vaticano, lo que así hizo, teniendo una importante participación en la preparación y desarrollo del Concilio Vaticano II, que aunque lo convocara su antecesor, hubo de concluirlo como Papa Pablo VI – tras su elección en cónclave de 1963- .
                Pablo VI fue un intelectual de formación ilustrada, abierto al diálogo, serio, introspectivo, pero eminentemente respetuoso, que tenía fama de progresista en la Iglesia católica de su tiempo, haciendo un intento de profunda divulgación de la doctrina católica en todos los foros de actividad social, económica, laboral, etc; destacándose por su especial interés y dedicación al apostolado de los laicos. Concluyó el complejo Concilio Vaticano II con unas prioridades centradas en: una mejor comprensión de la Iglesia, la renovación eclesial, la restauración de la unidad de los cristianos, y el diálogo con el mundo contemporáneo. Logrando una puesta al día de la Iglesia, en la línea del señalado aggiornamento por parte de Juan XXIII.
                Así fue fundamental en su pontificado la reforma de la liturgia eclesial, consecuencia del Concilio Vaticano II y de la propia Iglesia, su apuesta por el diálogo ecuménico  e interreligioso, la reforma de la Curia Vaticana con la instauración del Sínodo de Obispos, y el diálogo con toda la humanidad como medio de encontrar la verdad, desde la consideración de respeto e igualdad de todos los participantes en el diálogo, para entre todos lograr la verdad.

                Por consiguiente, con esta beatificación, se logra ensalzar la figura pastoral y pontifical de Pablo VI, como lo han sido los procesos de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, que han sido pontificados de enorme relevancia en la Iglesia contemporánea, y en especial de ponerla al día al tiempo que volver a las raíces evangélicas de Cristo, en la línea de desarrollo conciliar del Vaticano II, que refleja el fino talante de reconstrucción evangélica del pontificado de Francisco.

domingo, 12 de octubre de 2014

LOS SCOUTS CATÓLICOS DE MURCIA EN ACTIVIDAD


El grupo Loyola de los Scouts Católicos de Murcia ha iniciado sus actividades del curso 2014-2015 con una concentración de sus componentes y familiares en el Santuario de Ntra. Sra. de la Fuensanta de Murcia, en cuyas inmediaciones hicieron la presentación de actividades del nuevo curso, y llevaron a cabo una mañana de convivencia en un sábado otoñal murciano.
Los Scouts Católicos son un grupo específico de la familia de los Scouts de España, los conocidos como exploradores, que han querido marcar el contenido de sus actividades infantiles y juveniles bajo la modalidad católica del cristianismo, pretendiendo llevar a las nuevas generaciones de infantes los valores de compañerismo, actividades en la naturaleza, convivencia y apoyo –propios de los exploradores juveniles- compaginándolos con los valores evangélicos del cristianismo, en su modo de vivirlos católico, de forma que desarrollan una importante labor de formación infantil y juvenil en valores humanos y cristianos, con la consiguiente acción pastoral y evangélica sobre los mismos y sobre los núcleos familiares de sus pequeños miembros.

También procuran integrar a los padres y madres de familia en la labor formativa, tanto de sus hijos, como propia, propiciando un calendario formativo de charlas y coloquios para todos sus miembros.

Esta labor que está elaborada conforme al pensamiento y acción de los grupos de Scouts Católicos se desarrolla en plena comunión con la jerarquía eclesiástica, que en la diócesis murciana de Cartagena se lleva a cabo con el beneplácito episcopal, y en concreto el grupo al que hace referencia la presente crónica, el grupo Loyola viene siendo acogido y asistido por los PP. Jesuítas en Murcia, en concreto por el P. Justo Prieto, en el Centro Loyola de Murcia, sito en la calle del Arco de Sto. Domingo,  2ª planta, a la que pueden dirigirse todos los que estuvieran interesados en este tipo de actividad, y bien en dicho centro o en otros más próximos a sus domicilios podrían integrarse en esta benemérita actividad social y pastoral.

LOS FRANCISCANOS SEGLARES TIENEN NUEVO CAPÍTULO


La fraternidad de la Orden Franciscana Seglar(OFS) en Murcia ha celebrado nuevo Capítulo habiendo renovado las responsabilidades y servicios en su seno,  con la elección de un nuevo Consejo de la misma.
La OFS mantiene así su dinamismo y actividad en la Región de Murcia y provincias vecinas, como la tiene en el resto del orbe, agrupando a seglares franciscanos que siguen el Evangelio de Cristo según el carisma de Francisco de Asís, con especial preferencia a la oración, contemplación, asistencia a los hermanos más necesitados, y servicio a la Iglesia, con el sentido de minoridad y austeridad que Francisco aconsejó a sus seguidores, como él lo practicó en vida.
La OFS, también conocida como la Orden Tercera Franciscana, vino a completar con su erección por S. Francisco a las dos primeras órdenes creadas por el santo de Asís (la Orden primera o de los frailes menores – OFM-, la segunda Orden – de las damas de la pobreza, o clarisas, por su cofundadora: Clara de Asís- que recogió a las religiosas) y que de esta forma acogía a aquellos laicos que se acercaban a la familia franciscana a tratar de seguir a Cristo, según los consejos y la forma de imitarlo de S. Francisco, que en una primera fase fue puramente penitencial, y que con el devenir del tiempo y las sucesivas adaptaciones de su regla (independiente de la de los frailes y las monjas) ha dado la posibilidad de incorporarse a los seglares, y aún a algún instituto religioso que ha seguido la misma.

En la provincia de Murcia existen fraternidades en Murcia capital, en la Iglesia de la Merced; en Lorca, en el Santuario de la Virgen de las Huertas; en Cehegin, en el convento franciscano; en Cieza; en Jumilla, en Sta. Ana del Monte; en Yecla, Cartagena y Mula.

domingo, 5 de octubre de 2014

RECORDANDO A SAN FRANCISCO



Otro cuatro de Octubre nos recuerda a San Francisco, uno de los santos más auténticos de la cristiandad, en el día de su encuentro con el Padre Eterno, que ocupa en el santoral la memoria del santo patrón de Italia, para la onomástica de los numerosísimos Franciscos y Franciscas que llevan el nombre del Serafín franciscano.

Francisco, que como otras personas llamadas por Dios para un especial seguimiento, comenzó joven a cuestionarse su destino, su vida y sobre todo el seguimiento de Cristo, y el cumplimiento de la voluntad de Dios. Algo en lo que, fruto de su profunda conversión al Evangelio de Cristo, le posibilitó romper con los lazos de afectividad familiar, que tenían un proyecto de vida para el joven Francisco muy distintos de los que tenía el propio Señor en cuya plena confianza, Francisco esperó con su total entrega, y ruptura con esos lazos familiares, especialmente el paterno –que pese a su buena voluntad humana, no entendió el camino de su hijo en pos de Cristo-.

La conversión de Francisco conllevó una profundidad y una hondura en el rumbo que dio a su vida en el seguimiento de Cristo, que le propició el seguimiento de numerosos hombres y mujeres de todos los tiempos posteriores al santo de Asís, en un peculiar y profundo carisma cristiano de fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sobre la base de la oración, la contemplación y adoración del Misterio divino, cuyo reflejo supo verlo en la misma creación, y expresarlo bellamente en el canto de las criaturas en alabanza plena a Dios.

Su total entrega a la Providencia divina, su especial sensibilidad en la práctica de la caridad con todos, su particular dedicación a los pobres, y su praxis vital desde la pobreza y la minoridad, llegaron al “núcleo esencial del Evangelio”, que Francisco trató de llevar a su vida, para seguidamente llevar su vida al Evangelio, en una unidad de acción incontestable.

A ello hubo de añadir la gracia que Dios le otorgó, dándole hermanos, muchos de los cuales también vivieron dando testimonio de santidad, como la Iglesia lo ha reconocido elevándolos a los altares. Siendo de especial relieve la figura de Clara de Asís, contemporánea de Francisco, que en su seguimiento fundó las “hermanas pobres” (actuales “clarisas”), como rama femenina del franciscanismo, con especial dedicación a la oración y contemplación en clausura. De tal manera que nacieron las órdenes religiosas franciscanas, que inicialmente se vertebraron en tres:

-     La orden de frailes franciscanos (que posteriormente se articuló en “conventuales”, por un lado, “menores”, por otro, y “capuchinos”, según particularidades en la interpretación de la regla franciscana.

-     La orden de religiosas franciscanas, que fueron las “clarisas” (dando lugar también a grupos de religiosas “capuchinas”, “concepcionistas”, etc.) que siguen el carisma franciscano femenino, de Clara de Asís.

-     La orden tercera especialmente dedicada a seglares para vivir el cristinanismo según el carisma franciscano. Esta última regla ha sido tomada en la Iglesia, no sólo por seglares, sino también por algunas congregaciones de religiosas, como forma de vida de sus respectivos Institutos religiosos.

En definitiva, toda una estela de grandes frutos de fe, testimonio evangélico y trabajo por la Iglesia el que dejó, como legado San Francisco, que junto a su inmensa labor –pese a su corta vida- y la de sus seguidores, han llevado su testimonio y forma de vivir a todos los rincones del orbe, donde se recuerda a Francisco y a sus seguidores con especial simpatía y gratitud. No en vano, el actual pontífice Bergoglio, quiso acoger su nombre para su nuevo estado de pontificado, como doble signo de cercanía a los pobres y a la vida sencilla y austera; y también, como signo de reconstrucción de la Iglesia para acercarla más a Cristo, según el encago que del mismo Cristo recibió el santo de Asís de crucifijo de la pequeña iglesia de San Damián.