sábado, 15 de marzo de 2014

LA NOVEDAD DE UN PAPA AUTÉNTICO


Hace un año de la elección del Papa Francisco, y en este tiempo el nuevo Papa mostrado su estilo directo, llano, sincero, evangélico, de auténtico pastor, que trata de restituir la figura del Obispo de Roma –como él mismo se autodenominó- a la de servidor de los siervos de Dios.
Su estilo desenfadado libre, sencillo, ha contagiado a fieles e infieles, y sobre todo no ha dejado indiferentes, pues de igual modo que ha levantado adhesiones, no le faltan los equívocos rechazos del sector eclesial que se cree en posesión de la Verdad Absoluta, y al que los cambios propugnados por Francisco no le hacen la menor gracia, pues ellos se enrocan en la “casta sacerdotal”, mientras que Francisco les habla de que pastoreen a las ovejas, que “huelan a oveja”, expresión que escandalizó algunos de esos castos oídos de presunta piedad poco humana.
Así su predilección por los pobres, por los necesitados, por los enfermos, por los desheredados de la tierra ha estado presente en sus muchas alocuciones, y en sus no pocas expresiones de acogida, amor y respeto por enfermos y desvalidos, así como la famosa denuncia que hizo pública en Lampedusa, tras la trágica muerte de inmigrantes en el mar al intentar alcanzar la costa italiana.
También como olvidar su audacia y valentía en la reforma curial, habiendo denunciado como “lepra” las cordadas de poder e influencia en su interior; y que en la actualidad está acometiendo con decisión, pero con la natural prudencia, y por qué no decirlo, también con la misericordia que caracteriza su obrar y cuya práctica frecuentemente encomienda.
No menos valiente fue la reprobación tajante de la pederastia en el seno de la Iglesia, a la que ha plantado cara abiertamente y de forma radical expulsando a los eclesiásticos implicados en estos sórdidos casos.
Pero sobre todo, su estilo austero –que le llevó a rechazar el uso privado de su noble apartamento, a declinar el coche oficial de alta gama cambiándolo por meros utitilitarios, o haciendo uso del transporte colectivo- ha impuesto en el alto clero un necesario comportamiento de austeridad y coherencia evangélica,  como la de ir con la Curia de ejercicios espirituales en autobús, que ha ido acompañada de lapidarias frases como que él no es de derechas, pero sobre todo cuando recalca que la lucha por la justicia es un valor evangélico y no ideológico.
¡Toda una declaración de principios evangélicos en el orden de la moral social!. En análogo sentido se expresa en su enclícica Evangeli Gaudium con el rechazo expreso a la economía de exclusión e inequidad. Y para concluir, hemos de recordar también la reapertura que el Papa Francisco ha dado a la recepción del Concilio Vaticano II, que había quedado ivernada.





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