domingo, 5 de enero de 2014

¿ES MUNILLA UN CURA GRACIOSO?


La ocurrencia del cura vasco Esteban Munilla –casualmente hermano del Obispo de San Sebastián del mismo apellido- en la que aparece en un vídeo vestido con sotanas, boína y bastón simulando a gritos a un pastor cateto, parece haber ido demasiado lejos, amén de ser irrespetuosa con el Pontífice, refiriéndose al Papa con insolencia provocativa, respecto de una denuncia papal que señaló un pecado de cierta clerecía (la falta de atención pastoral a las ovejas), que el Papa Francisco con su proverbial sencillez describió como “pastores que no huelen a oveja”, en el sentido que ni se acercan al rebaño. ¡Que no desempeñan su misión!.
Como mínimo revela que a Munilla no le ha llamado el Señor por la vis cómica. Y acaso habría que preguntarle, ¿si le ha llamado para pastorear su Iglesia, para apaciguar el rebaño?. Lo cual implica interesarse por las personas que tiene a su cargo, acompañarlas humana y religiosamente en el camino vital de las alegrías y las penas, para contribuir a la instauración del Reino de Dios que Cristo predicó con tanta insistencia en su Evangelio. Reino de justicia, de paz y de fraternidad. ¡Algo de lo que el mundo tanto carece a día de hoy!. Y por lo que se ve, ¡también la Iglesia!, o al menos significativos sectores de la misma.
Probablemente haría bien Esteban Munilla de pedir perdón por tan surrealista ocurrencia, tan poco edificante, desde el punto de vista de la comunión eclesial –que tanto se predica desde sectores ortodoxos de la propia Iglesia-. Esos sectores, a los que el nombramiento del Papa Francisco no ha sentado bien, porque les incomoda, les altera su cómoda “siesta espiritual” de quietismo ritualista en mérito a tradiciones superadas, en vez de emprender el auténtico camino del evangelio de Jesús, al lado de los pobres y los que sufren, trabajando por el Reino de Dios en el mundo.
Esos sectores tradicionalistas que priorizan el dogma, la doctrina, antes que la vivencia de la gratuidad de la fe, que necesariamente ha de conllevar la experiencia de la misericordia de Dios. Esos mismos fueron los que se han ido escandalizando con algunas de las afirmaciones del Papa Francisco (como la de que los pastores han de oler a oveja, o la que los obispos han de dejar de ser “obispos de aeropuerto” y trabajar más en sus diócesis, o que la Curia vaticana es como una lepra, o incluso que él no ha sido nunca de derechas, etc, etc.).
Ante estas “perlas papales” el sector conservador de la Iglesia –que es considerable después de tres décadas de pontificados conservadores, que han atrincherado a la Iglesia, después de las modernas conclusiones del Concilio Vaticano II- emprendió un “ruido de sotanas” interno para hacerse notar, y reivindicar presencia, peso y privilegios.
¿Acaso Munilla está en esa dirección intraeclesial?.
A esta pregunta sólo podemos responder por la trayectoria biográfica del personaje, y esta nos lleva a verle posicionado en esa Iglesia tradicionalista, a la defensiva.  Su ejecutoria al frente de Radio María en España lo avala, pues esta es una emisora católica cuya programación está básicamente dedicada al rito, a la oración, y a la doctrina católica, desde perspectivas más piadosas, más tradicionalistas. De forma que se podría decir que es una radio religiosa para los católicos tradicionalistas (una radio conventual de puertas para adentro, más que una radio de evangelización o misional: de puertas para fuera).
El hermano de Esteban Munilla, casualmente ha sido designado Obispo en el “periodo pontifical de trinchera”, en el que se proveyeron las diócesis de gran parte de la Iglesia de curas tradicionalistas que accedieron al episcopado, precisamente por tal condición, en detrimento de otro sector eclesial postconciliar más progresista y abierto. De hecho, el Obispo Munilla ha protagonizado algunas desafortunadas polémicas, en su doctrinaria defensa de la vida, que le llevaron a una inadecuada comparación con las víctimas del terremoto de Haití. Amén de haber tenido serios desencuentros con el clero donostiarra que rige sin liderazgo moral claro. El mismo, que ha procurado para su hermano Esteban un cómodo destino en su diócesis vasca (como párroco y responsable de enseñanza, desde donde controlar los nombramientos de los profesores de religión).
Por consiguiente, juzguen Vds. mismos, cuál es el posicionamiento ideológico de los hermanos Munilla, y el equívoco sentido de la broma del “cura gracioso”, que hoy por hoy no sólo no ha conseguido hacer gracia, sino que se ha revelado tal cual es.

Así que lo propio sería que este “gracioso cura” fuera reconvenido por su episcopal hermano, y se retirara a la práctica de una recomendable penintencia que le haga entrar en obediencia, y sobre todo que le muestre el auténtico sentido de la vocación sacerdotal como pastor (en vez de funcionario eclesiástico).

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