miércoles, 18 de noviembre de 2015

ARRANCA LA ACTIVIDAD DE JUSTICIA Y PAZ DE MURCIA CON UNA INTERESANTE CONFERENCIA DE MONS. AGRELO SOBRE LAS MIGRACIONES


            El arzobispo de Tánger, Mons. Santiago Agrelo (OFM) ha dado una interesante conferencia sobre las migraciones, reflexionando con el Evangelio desde la frontera, poniendo de manifiesto la injusticias del mundo actual, la pobreza como causa de las migraciones y las humillaciones que suponen las fronteras a los miles de seres humanos que se acercan a ellas tratando de huir de la pobreza, la violencia y la injusticia.

                En una conferencia, que abre las actividades de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Murcia, el invitado de excepción ha sido Mons. Agrelo, obispo franciscano de Marruecos, que es conocido por la defensa de los pobres que abandonan su tierra en busca de la legítima prosperidad y que padecen un extraordinario sufrimiento por las penurias físicas y psíquicas que sufren en un trayecto lleno de inconvenientes, trampas y peligros, en el que no pocos pierden la vida.
                Así en esta época en que los procesos migratorios son masivos huyendo de conflictos bélicos, de violencia social y profundas injusticias sociales que llevan a muchas personas a abandonar su tierra y parentela para buscarse la vida en otros horizontes lejanos, que ha venido presentando frecuentes episodios trágicos de muerte en el cruce del Mediterráneo del flujo migratorio habitual africano,  y ante lo que algunas voces se han alzado previniendo sobre estos flujos migratorios y sus potenciales peligros, Mons. Agrelo alza su profética voz para recordar a los cristianos el deber del amor al prójimo como ley evangélica de primer nivel, ante lo que caben pocas vueltas.
                Por consiguiente, en su exposición el prelado de Tánger –testigo de primera línea en ese drama humano- ha contrastado su decidida defensa del amor fraterno por encima de fronteras con abundantes referencias bíblicas, y particularmente evangélicas, para sostener como válida ante Dios toda actitud de ayuda, de confraternización a colectivos vulnerables a los que –a su juicio no es legítimo reprobar bajo ningún punto de vista-. Denunciando algunas actitudes renuentes con esa posición de defensa del débil, del pobre, que en su opinión está en el centro del Evangelio y en las preferencias divinas.
                Junto con comentarios apelativos a dramáticas experiencias humanas –que ha tenido ocasión de vivir en su archidiócesis de Tánger- de verse en la obligación de embarcarse en la aventura del cruce del Estrecho de Gibraltar, contabilizando diversas desapariciones en tal intento, que helaban el alma; o la de aquellos que tras viajar largo tiempo por centro África permanecen meses viviendo de forma inhumana al ver su marcha frenada por la valla y las concertinas de las alambradas fronterizas, que para nuestro conferenciante suponen además de un peligro físico, una flagrante humillación humana impropia de la filiación divina de la persona humana.
                Junto con todo ello, Mons. Agrelo tomó referencia en el libro que acaba de publicar titulado: “Emigrante: el color de la esperanza”;  que en palabras de nuestro autor, sea una esperanza en que un día las fronteras se vuelvan umbrales que los pobres atraviesen hacia el interior de una casa de todos, y que, en el emigrante, quienes lo reciban vean a Dios, vulnerable en sus hijos, vean a un hermano que llega de lejos, vean la belleza de un futuro más hermoso para todos.


                Concluyendo la conferencia con un pronunciado aplauso de los asistentes, que correspondían así a dar su conformidad con lo expuesto por el prelado norteafricano, que acabó firmando ejemplares de su libro entre los asistentes, que reconocían haberse identificado con el discurso del prelado franciscano que había logrado un clima de profunda reflexión y emotividad humana con sus palabras.

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