domingo, 13 de abril de 2014

LOS “DESFILES BÍBLICOS” DE LORCA: PROCESIONES PECULIARES


Un año más han comenzado las peculiares procesiones lorquinas, autodenominadas como “desfiles bíblicos pasionales” por reflejar pasajes bíblicos junto con los de la pasión y muerte de Cristo.
Así los tradicionales y mayores Pasos (cofradías) Azul y Blanco vuelven a nutrir de arte y color el cortejo procesional de la Semana Santa lorquina con la participación de la caballería y carrozas que reflejan episodios bíblicos, junto a las tallas religiosas con la que concluyen la pasión de Jesús.
Además la secular rivalidad entre blancos y azules hace de esta Semana Santa una competición local entre dos bandos que pugnan por sobresalir sobre el contrario en el número y vistosidad de los diferentes grupos que escenografían los pasajes bíblicos en el curso del desfile lorquino, que une al cortejo el ambiente de rivalidad y competitividad entre ambos pasos con la concurrencia de gran parte de la población alineada con los blancos y con los azules, al ritmo de la música de sus respectivas cofradías (“el tres” de los blancos y las “caretas” de los azules) que azuzan a los presentes a gritar los vivas de rigor, en una singular competición cofrade en un contexto festivo peculiar con el marco propio de la pasión de Cristo, pero que en Lorca se vive de forma especial.

Tan especial que lejos de estar ante un cortejo procesional que representa la pasión, como fenómeno fúnebre, aunque algún aspecto de lo exhibido se refiere a ello, especialmente las tallas del nazareno con la cruz a cuestas y la propia crucifixión, junto con las imágenes de la Virgen de los Dolores y la de la Amargura, que reflejan el dolor de la pérdida de su hijo; sin embargo, abunda la atención a pasajes bíblicos (Rey David, Rey Nabucodonosor, la Reina de Saba, etc.) con un conjunto de caballería con sus jinetes que hacen todo tipo de acrobacias, y cuadrigas romanas con su correspondiente caballería, o la carroza de la corte de Nerón, entre otras, con su escenografía musical y atrezo al uso. En el curso de lo cual se lanzan todo tipo de gritos de vivas a blancos o azules, según el grupo que desfile en ese momento, con referencias críticas al bando contrario, inmersos en una copiosa merienda en los parcos desde donde se presencia el cortejo.
Ambiente que hay que reconocer que es más propio de una cabalgata de juegos florales, o propia de las fiestas de primavera murcianas, que de un evento procesional religioso en plena Semana Santa, que conmemora la pasión y muerte de Jesucristo.

Naturalmente la justificación viene por el ámbito cultural, tradicional e incluso de pasajes bíblicos más que propiamente de un procesión de la Semana de Pasión.

En cualquier caso, convendría que la autoridad eclesiástica empezara a poner ciertos límites a las Cofradías para que estas lo trasladen a sus cofrades y público en general, de forma que se torne ese ambiente festivo en un ambiente de mayor recogimiento religioso que lo acerque a la contemplación y procesión del misterio de la pasión y muerte de Cristo, siempre más respetuoso con el ámbito orante, contemplativo y meditativo de toda procesión, como proyección sacramental fuera de la Iglesia.

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