domingo, 17 de abril de 2011

MURCIA INICIA SU SEMANA SANTA UN AÑO MÁS


           
             Murcia inicia, un año más, la Semana Santa con sus tradicionales procesiones que llevan a la calle el enorme tesoro artístico del que es depositaria de la imaginaría del Barroco, que hace de este emplazamiento uno de los lugares a tomar en consideración en lo que se refiere al arte sacro. Pero al mismo tiempo, salen a la calle estampas de los pasajes evangélicos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que dan oportunidad a la ciudadanía para meditar sobre el misterio de la redención que Dios propició al género humano.
            Así más allá de las trivialidades propias de estos eventos religiosos, de su organización, de la participación este o aquel, y demás circunstancias coyunturales de mera tradición, supone una invitación a toda persona a meditar sobre el origen y el destino del mundo, la fragilidad humana –y la respuesta que Dios da en el Misterio de la Cruz-, y sobre todo la caducidad de todo lo creado; momento propicio, máxime en tiempos de crisis económica y probablemente de civilización, para repensar la historia en su conjunto, y en su individualidad, en la concreta biografía personal, procurando respuestas de Dios a través de la Fe, que den Esperanza a esta generación –que evidencia el límite del progreso técnico, y aún sus efectos secundarios negativos, así como el mito del perpetuo progreso-, y que nos promueva a la Caridad, construyendo un mundo más solidario y justo del que nos hemos dado.
            Por consiguiente, siendo las procesiones una acción de la Iglesia Católica, como forma de catequización y evangelización en la Contrarreforma, que a tanta gente humilde, en tiempos de analfabetismo generalizado, ayudó a comprender el Evangelio de la pasión y muerte de Jesucristo; en este tiempo en que –gracias a Dios, y al progreso del hombre- las nuevas tecnologías facilitan el acceso al conocimiento y a la información de forma generalizada; este fenómeno religioso puede seguir asumiendo una función catequética pública, en un mundo multicultural en el que nos encontramos, pues desde el respeto y la libertad, acerca a todos una catequesis popular sobre el Misterio de la Redención de Cristo.
            Y frente a los que se mueven en tesis laicistas militantes, habría que indicarles que, de igual forma que ellos tienen la libertad de exponer sus ideas públicamente, cualquier fe religiosa puede asimismo darse a conocer públicamente, sin más límite que el respeto a la ciudadanía, incluidos los que disientan de sus tesis. De forma que en un país, sociológicamente católico, resulta normal ver manifestaciones públicas de grupos católicos, como resulta ser el caso de las procesiones de Semana Santa, y los oficios religiosos consecuentes con ello.

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