Hace un
año de la elección del Papa Francisco, y en este tiempo el nuevo Papa mostrado
su estilo directo, llano, sincero, evangélico, de auténtico pastor, que trata
de restituir la figura del Obispo de Roma –como él mismo se autodenominó- a la
de servidor de los siervos de Dios.
Su estilo
desenfadado libre, sencillo, ha contagiado a fieles e infieles, y sobre todo no
ha dejado indiferentes, pues de igual modo que ha levantado adhesiones, no le
faltan los equívocos rechazos del sector eclesial que se cree en posesión de la
Verdad Absoluta, y al que los cambios propugnados por Francisco no le hacen la
menor gracia, pues ellos se enrocan en la “casta sacerdotal”, mientras que
Francisco les habla de que pastoreen a las ovejas, que “huelan a oveja”,
expresión que escandalizó algunos de esos castos oídos de presunta piedad poco
humana.
Así su
predilección por los pobres, por los necesitados, por los enfermos, por los
desheredados de la tierra ha estado presente en sus muchas alocuciones, y en
sus no pocas expresiones de acogida, amor y respeto por enfermos y desvalidos,
así como la famosa denuncia que hizo pública en Lampedusa, tras la trágica
muerte de inmigrantes en el mar al intentar alcanzar la costa italiana.
También
como olvidar su audacia y valentía en la reforma curial, habiendo denunciado
como “lepra” las cordadas de poder e influencia en su interior; y que en la
actualidad está acometiendo con decisión, pero con la natural prudencia, y por
qué no decirlo, también con la misericordia que caracteriza su obrar y cuya
práctica frecuentemente encomienda.
No menos
valiente fue la reprobación tajante de la pederastia en el seno de la Iglesia,
a la que ha plantado cara abiertamente y de forma radical expulsando a los eclesiásticos
implicados en estos sórdidos casos.
Pero sobre
todo, su estilo austero –que le llevó a rechazar el uso privado de su noble
apartamento, a declinar el coche oficial de alta gama cambiándolo por meros
utitilitarios, o haciendo uso del transporte colectivo- ha impuesto en el alto
clero un necesario comportamiento de austeridad y coherencia evangélica, como la de ir con la Curia de ejercicios espirituales en autobús, que ha
ido acompañada de lapidarias frases como que él no es de derechas, pero sobre
todo cuando recalca que la lucha por la justicia es un valor evangélico y no ideológico.
¡Toda una declaración de principios evangélicos en el orden de la moral social!. En análogo sentido se expresa en su enclícica Evangeli Gaudium con el rechazo expreso a la economía de exclusión e inequidad. Y para concluir, hemos de recordar también la reapertura que el Papa Francisco ha dado a la recepción del Concilio Vaticano II, que había quedado ivernada.
¡Toda una declaración de principios evangélicos en el orden de la moral social!. En análogo sentido se expresa en su enclícica Evangeli Gaudium con el rechazo expreso a la economía de exclusión e inequidad. Y para concluir, hemos de recordar también la reapertura que el Papa Francisco ha dado a la recepción del Concilio Vaticano II, que había quedado ivernada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario