La
Asociación de Centros Ecuménicos de las Misioneras de la Unidad (ACMU) ha
organizado un Encuentro Ecuménico Nacional en Cartagena, al que han asistido un
centenar de personas de diversas confesiones cristianas de toda España.
El evento, llevado a cabo este fin de semana,
ha contado con la participación de importantes especialistas en ecumenismo,
teólogos católicos, protestantes y ortodoxos, han tenido la ocasión de
encontrarse para debatir de las cuestiones que les unen, junto con un nutrido
grupo de personas implicadas en el movimiento ecuménico de acercamiento de los
cristianos, dentro de los que caben destacar las organizadoras de este
Encuentro, las Misioneras de la Unidad que teniendo como carisma congregacional
el de la búsqueda de la unión de los cristianos, vienen trabajando en esta área
durante décadas, siendo especialmente relevantes las conocidas “Jornadas del
Espinar” sobre Ecumenismo y Diálogo Interreligioso que organizan anualmente las
Misioneras de la Unidad, junto con la publicación periódica “Pastoral Ecuménica”.
La inauguración del evento estuvo a
cargo de las organizadoras, con una oración ecuménica presidida por el vicario
episcopal católico en Cartagena junto con el pastor evangélico en la ciudad, que
fue seguida por la participación del nutrido grupo asistente, en la Universidad
Politécnica de Cartagena.
Las
Jornadas han contado con las ponencias:
-
“El
Ecumenismo creador de fraternidad”, del profesor de ecumenismo de Granada Dr. D.
José Hernández, religioso claretiano, que abordó el especial sentido de “fraternidad”,
reconocido en la apertura ecuménica del Concilio Vaticano II en la Iglesia
Católica, al punto de mencionar la referencia al nº 42 del decreto Ut unum Sint, que habla de “hermanos
unidos” (cambiando la idea de “hermanos separados”). Señalando el cambio
histórico sustancial de “herejes” a “hermanos”, considerando el sentido fraternal
como auténtico don de Dios, como ya descubriría en su día S. Francisco, que se
ha de cultivar, ante el que no cabe conformismo o pasividad, pues se hace
precisa la acogida de los otros, amarlos, dar y pedir perdón por las ofensas
habidas. La fraternidad no sería así, una confluencia de intereses humanos (ya
que la comunidad cristiana es comunión en Cristo, que le da el peculiar sentido
fraternal), de forma que se da en ella la unidad, que no es uniformidad, pues
los dones de Dios son variados. De manera, que el Espíritu traspasa las
barreras confesionales, al punto que el Papa Francisco ha ampliado la idea de
fraternidad universal a la naturaleza y todas las criaturas (“Laudatio si”, nº
89).
-
“Urgencia
del Ecumenismo en la Pastoral”, del jesuita y teólogo ecuménico
mallorquín, Héctor Vall, quien comenzó señalando la raíz del ecumenismo en el
amor de Dios a todas sus criaturas (seres humanos, animales y plantas, todas
obras de la creación divina). Indicando que así, el ecumenismo era un modo de
vivir la vida cristiana, con el que el Concilio Vaticano II dio fin a la “época
constantiniana” de separación del trono y el altar, dando lugar al fin de la
Contrarreforma (en la valoración de las distintas confesiones y la estimación
de la libertad religiosa), generándose una nueva época para el mundo (Gaudium
et spes, nº 4). Un nuevo modo de vivir la realidad de la Iglesia, valorando los
“signos de los tiempos”, acentuando el aspecto humanizador de la fe cristiana
(pues Jesús es el ideal de la humanidad). Hay una unidad entre ecumenismo y
pastoral, ya que la desunión es contraria a la voluntad de Dios, daña la fe y
es contraria a la evangelización. Señalando las dimensiones del ecumenismo: a)
Ecumenismo espiritual (conversión interior, petición de perdón, conocimiento
mutuo de los hermanos, exponer la fe de forma comprensible, la jerarquía de
verdades –del Credo-, y la cooperación de los hermanos); b) Ecumenismo
dogmático (inteligibilidad de lo esencial, jerarquía de verdades, que el
catolicismo no agota al cristianismo –reconociendo el valor y la legitimidad de
las distintas confesiones-, estimando la hermandad de las iglesias, concibiendo
la iglesia como un misterio, según la nueva eclesiología y nuevas relaciones
entre las distintas confesiones); c) Ecumenismo práctico (inculturación
litúrgica, inteligibilidad, pastoral de humanización de la fe sobre la misericordia
divina y la idea de la solidaridad (considerando que la salvación divina
conlleva un proceso progresivo de humanización desde la dignidad de la vida a
la salvación del alma). De donde concluyó que sin ecumenismo, la pastoral será
pobre, por lo que habría que impregnar la pastoral de ecumenismo.
También
se celebraron mesas redondas sobre:
-“Ecumenismo y diálogo interreligioso,
generadores de paz”, con la participación de Nicolaus Matti (arzobispo de
la Iglesia ortodoxa siria), y al trinitario profesor de la Universidad
Pontificia de Madrid, Dr. D. Juan Pablo García Maestro. En la que, entre otras
cosas, se planteó la crítica de la “Tesis del choque de civilizaciones” del
politólogo Samuel Huntington, (sobre la que subyace la concepción ideológica
del Imperio, no asumible por las religiones, haciendo suya la propuesta de Juan
Goytisolo de apoyar el diálogo interreligioso y la apuesta por una “alianza de
valores”, que aúne incluso el diálogo con los no creyentes (ateos y
agnósticos). Así se citó al teólogo suizo Hans Küng quien afirmó que “no habrá
paz entre las naciones, sin paz entre las religiones, y no habrá paz entre las
religiones, sin diálogo entre ellas”. Recordándose de forma excepcional el
conocido “Espíritu de Asís” que congregó en la ciudad del santo franciscano a
los representantes de los diversos credos religiosos del mundo convocados por
el Papa Juan Pablo II (27-X-1986) y por el Papa Benedicto XVI (27-X-2011).
-
“Antecedentes Ecuménicos en
Cartagena-Aguilas”, con participación del profesor de teología del
Instituto Teológico de Murcia, Dr. D. Francisco Henares, y los pastores
evangélicos, Dr. D. Abrahán García y Dr. D. David Manzanas, que disertaron
sobre esos gérmenes ecuménicos con relevancia especial de los pastores
evangélicos Felipe Orejón en Cartagena y Franklin Albricias en Alicante.
Finalmente,
concluyó la jornada con una oración conjunta de todos los participantes en la
Iglesia Evangélica de Cartagena.
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