El actual arzobispo de Valladolid, y
presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Ricardo Blázquez Pérez,
accede al capelo cardenalicio por nombramiento pontificio del Papa Francisco,
según ha anunciado entre un total de quince nuevos cardenales de diferente
procedencia.
Mons.
Ricardo Blázquez es un abulense nacido en la posguerra, que fue ordenado
sacerdote a finales de los años sesenta, siendo destacable su formación
teológica, a la que dedicó también docencia en la Universidad de Salamanca de
la que llegó a ser su decano, para posteriormente acceder al episcopado en 1988,
estuvo como obispo auxiliar de Santiago de Compostela, de donde pasó como
obispo titular de Palencia en 1992, y en 1995 fue nombrado obispo de Bilbao,
para pasar finalmente como arzobispo de Valladolid el 2010.
En
este tiempo ha sido dos veces Presidente de la Conferencia Episcopal Española,
siendo la segunda la que actualmente desempeña, sustituyendo en la misma al
Cardenal Rouco.
Destaca
por ser un hombre de consenso y diálogo, como lo ha demostrado en algunos de
sus destinos especialmente en la diócesis de Bilbao, donde no fue bien recibido
por que el nacionalismo vasco esperaba un prelado autóctono, pero que supo
granjearse el respeto y aún el cariño de sus fieles, e incluso de la propia
clase política vasca, uno de cuyos más significados representantes se refirió a
él a su llegada como “.. un tal Blazquez…”.
Sin
embargo, ese “tal Blázquez” con su respeto, su capacidad de diálogo, su sólida
formación teológica, y su saber estar ha sabido ganarse el respeto de toda la
ciudadanía de los distintos lugares por donde ha pasado. Siendo especialmente
querido y recordado por sus alumnos de teología de Salamanca.
Pero
sobre todo, en la máxima representación de la Iglesia española, desde la
presidencia de la Conferencia Episcopal Española, ha tomado el relevo del
Cardenal Rouco, y junto con Mons. Osoro han mostrado la nueva cara de la
Iglesia española, especialmente de su jerarquía, en la línea marcada por el Papa
Francisco de pastorear a las ovejas, de acercarse a la feligresía, asistirla,
acompañarla, evitando cualquier tics de autoritarismo trasnochado.
Por
consiguiente, bienvenido el nombramiento de cardenal de Mons. Blázquez, al
tiempo que merecido y oportuno, como esperado es el de Mons. Osoro, que próximamente
pudiera ser dado a conocer por el Papa, en otra ocasión parecida, y acaso no
pase demasiado tiempo. Lo cual, ha de ser estimado como una gracia para la
Iglesia española, pero también ha de ser considerado como signos de cambio en
personas y estilos.
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