El Papa Francisco no ha tardado
en apartar temporalmente al derrochador obispo de Limburgo en Alemania, Mons. Franz-Peter
Tebartz-van Elst, tras conocer el escandaloso sobrecoste de su palacio
episcopal (31 millones de euros), sobre lo que se ha constituido una comisión
de investigación y auditoria de tan atípicas cuentas episcopales.
Lo
moralmente grave de tan escandalosa como pródiga administración de este Obispo
alemán, además de la ingente cantidad dedicada a su palacio episcopal, para
vivir como un “príncipe de la Iglesia” –que tal ha de ser su propia visión de
su misión episcopal-, alejada de la pobreza evangélica y de lo que debe ser un
estilo de vida sencillo de un pastor de la Iglesia de Cristo, no sólo es ese
detalle no menor, sino el que el obispo de Limburg desvió 40 millones de euros
de los pobres para su residencia.
En
efecto, según el diario alemán Suddeutsche Zeitung tanto el Obispo como su
Vicario general idearon un sistema para utilizar dinero de la fundación “Obra
de San Jorge”, fundación creada en 1949, sobre la que procuraron eludir los
controles administrativos y las lógicas críticas por tan inmoral como
pecaminosa actuación de la cúpula diocesana de Limburgo.
Por
tal motivo, el Papa Francisco fiel a sus convicciones morales y pastorales
decidió retirar del cargo en octubre a este prelado aleman, si bien de forma
temporal, mientras la comisión de auditores investigaba y aclarara la situación,
que según parece está próxima a ser conocida.
Junto
con el cese temporal del cargo episcopal, el prelado dilapidador ha entrado en
un monasterio de Baviera para iniciar lo que se ha dado en denominar, en
ambientes eclesiásticos, como “un periodo de recuperación espiritual” de
indeterminada duración, que esperemos le sirva de reflexión y penitencia de lo
apartado que ha estado como servidor del Señor y de su Iglesia, en la que ha
sido grave “piedra de escándalo”, y por la que Dios le juzgará, como nos habrá
de juzgar a todos por nuestras obras.
Ello
no obstante, de confirmarse las sospechas iniciales, el Papa habría de cesar a
este Obispo y apartarlo de la Comunidad eclesial, como está haciendo con otros
eclesiásticos autores de graves escándalos para dar fin a actitudes erróneas y abiertamente
separadas de la comunión eclesial de fe.
Por
otra parte, ejemplos poco dignos como el comentado, no han de escandalizar, más
allá de su propio alcance y naturaleza, al pueblo creyente y no creyente, pues
la condición humana es pecaminosa e imperfecta. Pero la Iglesia aparta a los
pastores que no desempeñan su misión con espíritu evangélico, y sigue mostrando
la “Buena Nueva” de Cristo, auténtico camino, verdad y vida que nos lleva al
Padre. Que no debe empañarse por la acción de personas pecadoras, codiciosas,
que se apartan de Cristo, sino todo lo contrario, la Iglesia como Madre vuelve
a mostrar a Cristo y el camino hacia él, despejando dudas, conductas pecaminosas
y errores humanos.
Al
tiempo que aunque en la Iglesia vaya mezclado el grano con la cizaña, es más lo
positivo en su acción en el mundo, que los pecados que en su seno también
cometen los hombres, pues la dignidad humana del hombre fue manifestada e
iluminada por el Evangelio, la Caridad – Solidaridad de un verdadero
sentimiento de fraternidad ha sido señalado y practicado continuamente desde la
Iglesia a lo largo de la historia, con luces y sombras, aciertos y errores,
pero lo importante es que el progreso hacia Dios es la constante de una Iglesia
que camina en el destierro hacia la “tierra prometida” por Dios, en cuyo
caminar nunca faltará la duda, la tentación, el pecado, pero también la virtud,
la esperanza y la fe en el Dios que se ha revelado.
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