La Orden Franciscana Seglar (OFS) de la
provincia franciscana cartaginense (que comprende el amplio territorio de las
provincias de Murcia, Alicante, Albacete, Cuenca, Almería y de Granada hasta
Guadix), se han reunido en Albacete, este último fin de semana de febrero para
realizar el retiro espiritual de cuaresma.
Así
en la casa de ejercicios de la diócesis de Albacete se han reunido cerca de
medio centenar de franciscanos seglares, asistidos por el P. Francisco Oliver
(OFM), para llevar a cabo el habitual retiro de cuaresma, en el que han
reflexionado sobre el Evangelio y en particular sobre el carisma franciscano y
su especial vocación de seguir a Cristo, conforme a la espiritualidad de la
familia franciscana, en lo que supone como decía el santo de Asís: “llevar la
vida al Evangelio y el Evangelio a la vida”.
Se
ha tenido ocasión de reflexionar sobre la cuaresma como itinerario de
preparación para vivir un especial encuentro personal en la Pascua. Se ha
presentado el sentido de la penitencia como acercamiento al Señor –dejando atrás
lo que nos separa de él-, la oración –encuentro personal y diálogo con Dios
para iluminar la vida-, el ayuno –como modo de abstención de lo que nos separa
de Dios, no sólo la comida, sino toda relación idolátrica que nos impida
acercarnos a Dios, conocer y hacer su voluntad- y la limosna –como auténtica
caridad cristiana, compartiendo lo que tenemos con el que no tiene, y no sólo
lo que nos sobra-. De forma que podamos vivir así, en el Espíritu de Cristo,
haciendo su voluntad, preparando el “camino al Señor”.
También
se trató de la importancia de avivar las virtudes morales, para no dejar hueco
al mal en nosotros. Dándose paso, seguidamente, a un trabajo de reflexión por
grupos y exposición general sobre la oración y el sentido de la caridad, así
como sobre la forma de vida del franciscanismo seglar en nuestra sociedad
conforme al momento actual.
Finalmente,
indicar que ha sido un tiempo propicio no sólo para la reflexión y convivencia
entre los hermanos de la orden franciscana seglar, sino también para la oración
y contemplación en un tiempo ocasional de retiro (de desierto, como hizo el
Señor y los santos –entre ellos S. Francisco-, de retirada a un lugar solitario
en silencio a orar, fuera de cualquier distracción, poniendo de manifiesto la
importancia de la oración como diálogo con Dios, que da sentido a la vida
sosteniéndola en las dificultades). Por consiguiente, ocasión idónea para
preparar una cuaresma en sintonía con el mensaje de Cristo, con sus vivencias y
sobre todo para disponernos a la conversión.
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